El universo del canto lírico es vasto, pero pocas de sus estrellas brillan tan intensamente como Jessye Norman, la cantante de ópera para quienes no gustan de la ópera.
Poseedora de un increíble rango vocal y de una técnica impecable, su voz era voluptuosa y sonora como una campana, pero siempre aterciopelada independientemente de su alcance, y se sentía cómoda cantando en una gran variedad de estilos, desde la ópera hasta el blues.
Con una personalidad que mezclaba la calidez sureña con una educación global, Norman era franca, ingeniosa, elegante, encantadora, y rigurosa cuando se trataba de su arte.
Comenzando su carrera en un momento de cambio social global y renacimiento artístico, Jessye Norman perteneció a un nuevo grupo de estrellas de ópera no tradicionales que también incluyó a Barbara Hendricks, Kathleen Battle y Kiri Te Kanawa.
Superando prejuicios de todo tipo, Jessye Norman honró la escena operística durante cinco décadas, dejando un legado de arte y belleza que todavía se puede sentir hoy en día.
Nacida Jessye Mae Norman en 1945 en Augusta, Georgia, fue la cuarta de los cinco hijos de Silas Norman, un corredor de seguros, y Janie King-Norman, una maestra de escuela.
A pesar de haber crecido en el Sur de Estados Unidos durante los tiempos de la segregación racial, Jessye no fue influenciada por las restricciones de su entorno.
Como ella declaró en una entrevista de 2014 con la BBC, "la opresión no estaba en mi mente, no estaba en mi espíritu, era algo que sucedía fuera de mí".
"Siempre pensé que la segregación era estúpida y tonta e inútil, incluso a los cinco años."
Parte de esta convicción se derivaba del apoyo de su comunidad y del hecho de que sus dos padres eran profesionales educados y trabajadores, involucrados activamente en el movimiento de derechos civiles, que fomentaron valores fuertes y altas aspiraciones en sus hijos.
Norman creció en una familia donde la cultura y los logros académicos eran primordiales, lo que explica su declaración más tarde en la vida: "No canto en un idioma que no hablo".
En su rigor, Jessye Norman estudió diligentemente y habló todos los idiomas en los que cantó (alemán, francés, italiano...), con el fin de comprender los personajes y ejecutarlos a la perfección.
Norman también dio crédito a la educación artística que recibió en su escuela pública, por proporcionarle 'un lugar para soñar', y por abrir sus ojos al mundo.
En particular, mencionaba con frecuencia haber visto la película "La Dama de Filadelfia", sobre Marian Anderson, la impresionante contralto que en 1939 dio una inolvidable actuación en el Lincoln Memorial y la primera mujer afroamericana a quien se le permitió cantar en el Metropolitan Opera House.
Norman recordaba que escucharla en la radio fue un momento crucial que le abrió los ojos a lo lejos que podría llegar una mujer afroamericana, instalando en ella la ambición de convertirse en cantante de ópera.
Una ambición que era apoyada por su familia, pues la música era otro interés de la familia Norman.
El padre de Jessye cantaba en el coro de la iglesia, y tanto su madre como su abuela tocaban el piano, instrumento que también enseñaron a todos los hermanos Norman.
Desde temprana edad, Jessye tuvo una poderosa voz de canto, y a la edad de cuatro años ya cantaba canciones gospel en la Iglesia Bautista del Monte Calvary. Más tarde cantó en asambleas escolares, funciones comunitarias y desde los siete años participó en concursos de canto escolar.
Observando su inclinación por el canto, para su noveno cumpleaños los padres de Jessye le regalaron una radio propia, y Jessye pasó las tardes del sábado escuchando las transmisiones en vivo del Metropolitan Opera, volviéndose particularmente entusiasta de Marian Anderson y Leontyne Price.
En la escuela, Jessye a menudo cantaba las partes que faltaban en el coro; por lo tanto, sin hacerlo de manera intencional, entrenó sus cuerdas vocales para cantar en un rango impresionantemente amplio, desde los barítonos más bajos hasta el tono soprano más alto.
La primera maestra de canto de Jessye fue su profesora de música, Rosa Harris Sanders Creque, en su escuela primaria. Al graduarse a la escuela secundaria, Jessye continuó tomando clases privadas de voz con ella.
Jessye tenía todavía 16 años cuando se enteró del concurso anual de becas musicales Marian Anderson. Con la ayuda de sus compañeros de clase, Jessye y su maestra de coro de secundaria viajaron a Filadelfia para participar en el concurso.
Aunque no ganó ningún premio, los jueces quedaron impresionados con su desempeño y la alentaron a estudiar seriamente.
En su viaje de regreso a casa, su profesora organizó una audición improvisada con la facultad de música de un colegio históricamente negro, la Universidad Howard en Washington, D.C.
Jessye todavía estaba a un año de graduarse de la escuela secundaria, pero sin embargo le ofrecieron una beca universitaria completa para estudiar música.
Con un comienzo tan alentador, Jessye abandonó sus planes de ir a la escuela de medicina y resolvió seguir una carrera musical.
Mientras estaba en Howard, Jessye cantó en el coro de la universidad y en la Iglesia Unida de Cristo del Templo Lincoln. En 1966 ganó el concurso de canto de la Sociedad Nacional de las Artes y las Letras.
En 1967 se graduó con honores de la Universidad Howard en música y comenzó sus estudios de posgrado en el Conservatorio Peabody de Baltimore. Más tarde, continuó sus estudios en la Escuela de Música, Teatro y Danza de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
En 1968, participó en el prestigioso campamento de verano Interlochen Arts mientras cursaba su maestría en la Universidad de Michigan.
Después de graduarse en la Universidad de Michigan en 1968, Jessye se trasladó a Europa, donde fue invitada, junto con otros jóvenes cantantes prometedores, a actuar para los principales directores de la Opera House.
El director de la Deutsche Oper de Berlín, Egon Seefehlner, quedó tan impresionado por el aria de Tannhäser que la invitó a Berlín para cantar todo el papel.
Siempre perfeccionista, Jessye aprendió el resto del papel e incluso las otras partes, y pulió su alemán hablado.
Al año siguiente, ganó el primer lugar en la ARD International Music Competition, el mayor concurso musical de Alemania, un éxito que lanzó su debut operístico profesional como Elisabeth en “Tannhäser” en la Deutsche Oper.
Durante la representación, su primer aria fue tan bien recibida por el público que el Dr. Seefehlner le ofreció de inmediato un contrato de tres años con la Deutsche Oper Berlin.
Norman hizo su debut profesional en Italia al cabo de un año.
Posteriormente actuó como soprano invitada en compañías de ópera alemanas e italianas, interpretando papeles en un amplio catálogo de óperas, desde la "Deborah" de Händel hasta la "Las bodas de Fígaro", de Mozart, para el deleite del público que acogió a la nueva joven estrella de la ópera.
En 1972, Norman hizo su primera aparición en La Scala de Milán, cantando el papel principal en "Aida" de Verdi. Ese mismo año actuó en The Royal Opera en Covent Garden, Londres, interpretando el papel de Cassandra en "Les Troyens" de Hector Berlioz.
También ese mismo año, Norman regresó a su país natal para el concierto de celebración del 50 aniversario del Hollywood Bowl. También participó en el Tanglewood Music Festival con un concierto de Wagner, y recorrió el país ofreciendo recitales, después de lo cual regresó a Europa.
Su primer recital en la ciudad de Nueva York tuvo lugar en 1973, participando en la serie "Great Performers" del Lincoln Center for the Performing Arts.
Su estrella estaba subiendo y su carrera parecía perfecta.
Sin embargo, todavía en la veintena, Jessye sintió que no estaba preparada para los roles que le estaban dando y el desgaste causado por el sistema de trabajo de la compañía no le convenía. Decidida a cuidar su voz, hizo lo que ningún artista principiante se atrevería a hacer: se negó a seguir cantando los roles que le estaban dando.
Jessye fue despedida y se mudó a Londres. Sin embargo, esta libertad le abrió la puerta a nuevas oportunidades.
Lejos de los papeles en la ópera, Jessye Norman se forjó una carrera como recitalista y solista, cantando estilos tan diferentes como en las obras de Schubert, Mahler, Wagner, Brahms, Mendelsohn, Satie, Messiaen, Franck y varios compositores estadounidenses contemporáneos.
Cuando en 1980 regresó a la ópera para su primera representación en la Ópera Estatal de Hamburgo, estaba mejor que nunca.
En 1982, Norman hizo su primera aparición operística en los Estados Unidos en la Opera Company de Filadelfia, donde interpretó a Jocasta en "Edipus rex" de Stravinsky y a Dido en "Dido and Aeneas" de Purcell.
Allí mostró su impresionante rango, impecable técnica y versatilidad, abordando las obras en el estilo moderno y barroco casi sin esfuerzo, para el asombro de los críticos y el deleite de la audiencia.
Al año siguiente, Norman debutó en el Metropolitan Opera de Nueva York, abriendo la temporada del centenario de la compañía.
Durante las nueve representaciones de la serie, Norman interpretó diferentes papeles en "Les Troyens" de Berlioz, incluso cantando los papeles de Cassandra y Dido en la misma noche.
En la novena y última actuación, The New York Times reportó, "el público le dio a la señorita Norman una ovación de pie de 15 minutos que la trajo de vuelta al escenario más de media docena de veces."
Norman prosiguió cantando papeles principales con algunas de las compañías más importantes del mundo, incluyendo la Metropolitan Opera, la Lyric Opera de Chicago, la Paris Opera y la Royal Opera de Londres, además de grabar más de 70 discos durante su carrera.
Pero sus talentos fueron mucho más allá de la ópera.
Siguiendo su pasión por la música y el ejemplo de su ídolo, Marian Anderson, Norman pasó a interpretar una amplia gama de estilos musicales, desde ópera, música clásica y barroca hasta música moderna, jazz, spirituals y blues.
Descrita por el crítico de música Edward Rothstein como una "gran mansión de sonido" de "enormes dimensiones, alcanzando hacia atrás y hacia arriba." , y como "opulenta' por el crítico Allen Hughes, la verdad es que la voz de Jessye Norman desafía toda categorización - uno tiene que oírla y sentirla.
Fue la propia Norman quien, cuando se le pidió que definiera su voz, declaró: "Las casillas solo son cómodas para las palomas".
Como le dijo a John Gruen en una entrevista: "En cuanto a mi voz, no se puede categorizar - y me gusta así, porque canto cosas que se considerarían en el rango dramático, mezzo o spinto. Me gustan tantos tipos diferentes de música que nunca me he permitido las limitaciones de un rango en particular."
Pero la calidad indescriptible de su voz y su majestuosa presencia en el escenario hicieron a Norman una favorita para los eventos importantes.
El 21 de Enero de 1985, Norman cantó en la segunda inauguración presidencial de Ronald Reagan, interpretando “Simple Gifts” de Aaron Copland.
En 1986, cantó "God Save the Queen" durante la celebración del 60mo cumpleaños de la reina Isabel II.
En 1988, Norman interpretó una versión de "Amazing Grace" en el concierto tributo a Nelson Mandela celebrado en el estadio de Wembley en Londres.
El evento lleno de estrellas, que también contó con actuaciones de Dire Straits, George Michael, Whitney Houston, Stevie Wonder, Sting y Harry Belafonte, entre otros, ayudó a crear conciencia sobre el apartheid en Sudáfrica, y se convirtió en un momento significativo para el movimiento anti-apartheid y para la carrera de Norman.
En 1989, Norman fue invitada a cantar el himno nacional francés en la Place de la Concorde en París, durante las celebraciones del 200 aniversario de la Revolución francesa. Vestida con un traje de bandera francesa diseñado por Azzedine Alaïa especialmente para ella, interpretó La Marselleise para una audiencia global.
Este evento inspiró al poeta sudafricano Lawrence Mduduzi Ndlovu a escribir un poema titulado "I Shall Be Heard" dedicado a Norman, publicado en un libro con un prólogo escrito por la misma Norman.
En 1991, Jessye Norman participó en un evento similar cuando cantó en la celebración del 700mo aniversario de la Confederación Suiza. Más tarde ese año, también grabó un concierto en vivo en la Catedral de Notre Dame de París.
En 1994, Norman fue elegida para cantar en el funeral de la ex primera dama Jacqueline Kennedy Onassis, dando una actuación profunda e inolvidable.
En eventos más felices, en 1996, se presentó en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Atlanta, cantando "Faster, Higher, Stronger", canción compuesta por Mark Watters que cita el lema olímpico.
En enero del año siguiente, actuó en la segunda inauguración del presidente de los EE.UU. Bill Clinton, cantando: "¡Oh Freedom!"
El 28 de junio de 2001, Norman se unió a otra famosa soprano estadounidense, Kathleen Battle, y a la Ópera Nacional Griega en "Mythodea", una sinfonía coral compuesta por Vangelis en honor de la misión Mars Odyssey 2001 de la NASA. La actuación de una sola noche se llevó a cabo en el Templo de Zeus Olímpico en Atenas, Grecia, y más tarde fue lanzada en formato DVD y CD con gran éxito.
El 11 de marzo de 2002, Norman interpretó "America the Beautiful" en un servicio que reveló dos columnas monumentales de luz en el sitio del antiguo World Trade Center, como monumento a las víctimas del ataque del 11 de septiembre.
Para entonces, los críticos habían notado que su voz había perdido mucho de su brillo, pero eso no pareció importar a sus legiones de fans.
Video: Jessye Norman - Love is Here to Stay (3:43)
Con el pasar de los años, Norman expandió sus talentos y experiencia cultural a otras áreas.
En 1988, actuó en la ópera de un acto de Franc Poulenc, La voix humaine ("La voz humana"), basada en la obra homónima de Jean Cocteau de 1930.
También colaboró en proyectos crossover de danza con los bailarines de Alvin Ailey (1997), el coreógrafo de danza moderna Bill T. Jones en "How! Do! We! Do!" (1999), en un programa de Duke Ellington coreografiado por Trey McIntyre (2004), y en una interpretación teatral del ciclo de lieder "Winterreise" de Schubert, entre otros.
También actuó como curadora de "Honor!", una celebración del legado cultural afroamericano en Estados Unidos, y sumó sus esfuerzos por la alfabetización en asociación con la Biblioteca Pública de Nueva York.
Norman era consciente de que su talento y gama vocal eran demasiado grandes para limitarse únicamente a la ópera, y a lo largo de los años también cantó canciones de arte, lieder, oratorios, obras orquestales, crossover jazz, música sacra, canciones del cancionero americano, spirituals americanos y blues. Ni siquiera descartó la posibilidad de colaborar en música pop o rap.
Esta flexibilidad y apertura fue parte del encanto de Norman que cautivó a audiencias en todo el mundo.
Pero también tenía un enfoque más profundo de su papel como artista.
Como declaró en una entrevista, "soy profundamente espiritual. Me deleito en esas cosas que hacen el bien - las cosas que podemos hacer para arrojar un poco de luz, para ayudar a poner un universo a menudo disonante de nuevo en sintonía con sí mismo..."
Políticamente comprometida desde su juventud, Norman tomó en serio su responsabilidad cívica y social, usando su fama como una plataforma para hacer el bien, declarando: "Nunca ha habido un momento en que no estuviera comprometida, involucrada o preocupada por las cuestiones sociales y políticas de mi mundo."
Así, se implicó activamente en diferentes causas, a menudo relacionadas con la cultura y la educación, pero también con cuestiones de salud y políticas.
Este activismo sincero la llevó a ser nombrada, en 1990, embajadora honoraria ante las Naciones Unidas.
En 2002, Norman anunció que financiaría una escuela piloto de las artes para los niños en Augusta, y en 2003 se asoció con la Fundación Rachel Longstreet para abrir el Jessye Norman School of the Arts, un programa post horario escolar centrado en las artes escénicas, libre de matrícula para los estudiantes económicamente desfavorecidos de Augusta, la ciudad natal de Norman.
Además de su rigurosa agenda de actuaciones en todo el mundo, Norman también sirvió en las juntas directivas del Carnegie Hall y el City-Meals-on-Wheels de la ciudad de Nueva York, el Dance Theatre of Harlem, el Jardín Botánico de Nueva York, la Biblioteca Pública de Nueva York, la National Music Foundation, la Elton John AIDS Foundation, la Augusta Opera Association y el Paine College.
También fue miembro de la junta directiva y portavoz de la Fundación S.L.E. Lupus y de la Asociación para las personas sin hogar.
Todo esto revela el profundo interés de Norman en el bienestar de la comunidad y su compromiso por ayudar a los necesitados más allá de las artes.
Esta vida de logros y compromisos llamó la atención de periodistas, cineastas y biógrafos.
Además de un documental de 2005 sobre su vida dirigido por André Heller, en 2014, Houghton Mifflin publicó sus memorias, en un libro titulado: "Stand Up Straight and Sing!".
En 2015, Norman sufrió complicaciones después de un procedimiento para tratar su ciática.
Esto la dejó paralizada desde la cintura hacia abajo como resultado de una lesión en la médula espinal, una condición que eventualmente reclamaría su vida en 2019, a los 74 años.
Su funeral público se llevó a cabo en su ciudad natal de Augusta, Georgia, y contó con la presencia de una impresionante gama de importantes figuras del arte, tales como el actor Laurence Fishburne, el sociólogo Michael Eric Dyson, Clive Gillinson del Carnegie Hall, el activista de los derechos civiles Vernon Jordan, los musicos J'Nai Bridges y Wycliffe Gordon.
Estudiantes del Morehouse College, el Spelman College y la Jessye Norman School of the Arts se presentaron en su honor.
En noviembre de ese año, Norman recibió un servicio conmemorativo y un homenaje de gala en el Metropolitan Opera House de Nueva York.
El evento contó con la presencia de Gloria Steinem, la ex Ministra de Cultura de Francia, Jack Lang, Eric Owens, el Dance Theatre of Harlem, el Alvin Ailey American Dance Theater y Renée Fleming.
Durante su vida, Jessye Norman recibió numerosos premios y reconocimientos.
A lo largo de su carrera, Norman recibió 15 nominaciones a los Premios Grammy, ganando 4 veces, y en 2006 se convirtió en la cuarta cantante clásica en la historia del premio a recibir un Premio Grammy a la Trayectoria.
También recibió 3 Grand Prix du Disque, uno de los premios más reconocidos en la industria de la música clásica.
En 1984 recibió el Commandeur de l'ordre des Arts et des Lettres (Francia), y el Museo Nacional de Historia Natural de Francia nombró una orquídea con su nombre.
En 1987, en Londres, fue nombrada miembro de la Royal Academy of Music.
En 1989 fue condecorada con la Legión de Honor, el galardón más alto de Francia. Ese mismo año, fue nombrada miembro honorario del Jesus College de Cambridge.
En 2000, Norman recibió la medalla Eleanor Roosevelt Valkill por su trabajo en la lucha contra el lupus, el SIDA, el cáncer de mama y el hambre.
Dos años más tarde, fue incluida en el Salón de la Fama de la Música Clásica estadounidense y recibió la Medalla Nacional de las Artes, impuesta por el entonces presidente Barack Obama.
En 2018, Norman fue honrada como la duodécima ganadora del Premio Glenn Gould por su contribución a la ópera y las artes.
Además de todo esto, Norman recibió doctorados honoris causa de más de 30 universidades y conservatorios de los Estados Unidos y alrededor del mundo.
En otros honores, en 2019, la calle 8 en Augusta, Georgia fue renombrada como el Jessye Norman Boulevard. También, en 2021, otra carretera en Augusta, el intercambiador de la Interestatal 20 y Washington Road fue renombrado como Jessye Norman Memorial Interchange.
La vida de Jessye Norman todavía se recuerda como un ejemplo de excelencia en las artes y la humanidad, una inspiración para los jóvenes artistas en todo el mundo.
Su personalidad cálida e ingeniosa todavía es recordada por todos los que tuvieron la suerte de trabajar con ella o conocerla.
Su magnífica voz todavía se puede disfrutar en sus más de 75 CD grabados, así como en actuaciones grabadas en todo el mundo en diferentes medios, y su espíritu sigue entregando belleza, abriendo las mentes y los corazones de los niños en su Escuela de Artes.
"¡Viva el arte, viva la amistad, viva la alegría de vivir!"
- Jessye Norman
¿Sabían que...?
*Cuando Jessye era una niña, tropezó y cayó en el jardín de su familia, sufriendo un corte en la mejilla que requirió 20 puntos. La herida dejó una dramática cicatriz bajo su ojo izquierdo que se convirtió en su marca registrada.
*Jessye Norman prestó su voz como narradora para el especial televisivo de Pascua de Resurreccion "La pasión del pueblo", y para la serie animada infantil "Felices para siempre: cuentos de hadas para todos los niños".
Para saber más
*¿Quieren ver y escuchar a Jessye cantar en su juventud? Vean este video del Campamento Musical de 1968 de Interlochen:
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