Museo Méliès: Magia, Sueños, y el Arte de la Ilusión
Nadie puede negar que el cine es el arte de los sueños en la pantalla. Y nadie comprendió esto mejor que el otrora mago y pionero visionario del cine, Georges Méliès.
Su particular visión, mezclando trucos de magia con tecnología cinematográfica, no sólo fue innovadora hace más de un siglo, sino que también sentó las bases para el género de pelìculas de ciencia ficción y fantasía, las cuales perduran hasta nuestros días.
Debido a su innegable importancia en la historia del cine, como parte de su reapertura luego de las restricciones de la pandemia, el Museo de Cine Cinémathèque Française rinde tributo a Georges Méliès con una nueva ala de 300 metros cuadrados exclusivamente dedicada a su obra.
Dividida en tres secciones - época anterior al cine, la obra de Méliès, y la influencia de Méliès en el cine contemporáneo-, la nueva y amplia ala se compone de varias salas interconectadas, cada una dedicada a un tema en particular en la carrera y la obra de Méliès, llevando al visitante en un viaje a través del tiempo y la imaginación.
Esta es la exhibición más completa y extensiva de su tipo, la cual incluye más de 300 artefactos relacionados o pertenecientes a Méliès, venidos de los archivos exclusivos de la Cinemateca, y una acquisión del 2004 a la nieta de Méliès, muchos de ellos rara vez vistos anteriormente.
El ambiente oscuro de las salas añaden un toque de misterio, evocando adecuadamente el aire de las casa de misterio y espectáculos de magia de la era victoriana, pues Georges Méliès comenzó su vida profesional en la magia, trabajando en el Teatro Robert Houdin en París, como mago y director.
La muestra ilustra éste pasaje con artículos originales pertenecientes a Méliès: su propia capa y mesa de mago, un modelo del teatro, realizado por su hermano, afiches originales, fotografías de Méliès y sus colaboradores a la época, además de caricuaturas realizadas por Méliès mismo.
Méliès, un artista vivaz de temperamento inventivo y alegre, primero se sintió atraído por la magia cuando era niño, y se convirtió en un ilusionista consumado.
Sin embargo, en 1895, después de ver la presentación de los hermanos Lumière, “Arribo del tren a la estación La Ciotat” (considerada la primera película de la historia), Méliès se inspiró en usar este hechizante nuevo medio para expandir sus trucos de magia y llevarlos a una audiencia mucho mayor.
En el proceso, creó algunos de los trucos más ingeniosos hasta entonces, y se inmortalizó a sí mismo, a sus colaboradores, y al mundo en que vivían.
El ingenio de sus trucos y la viveza de sus acciones aún sorprenden hoy en día, más de un siglo después, a pesar de la falta de color y sonido de sus películas.
Video: El Hombre de la Cabeza de Goma, 1901 (2:21)
Méliès es notable por haber inventado efectos que nadie nunca había ideado antes, simplemente usando su conocimiento de magia teatral, una comprensión básica de la mecánica cinematográfica, e ingentes cantidades de creatividad e imaginación.
Además, Méliès creó él mismo todas las historias, bocetos, telones de fondo, y vestuario de cada una de sus más de 500 películas. Además, actuó en ellas, dirigió su propio laboratorio de procesamiento, y fue el director, editor, colorista, distribuidor y publicista de sus películas. Un verdadero hombre-orquesta, de energía e imaginación aparentemente sin límites.
El Museo otorga al visitante la rara oportunidad de ver el equipo verdadero utilizado por Méliès, junto con reconstrucciones de sus disfraces, afiches originales, una maqueta de su estudio en Montreuil, y una réplica del disfraz de Selenita utilizado en “Un viaje a la Luna”, de 1902.
Las películas de Méliès eran inmensamente populares, no sólo por sus espectaculares efectos, sino también por su humor, el cual aún hace reír hoy en día.
La película más ambiciosa de Méliès, "Un viaje a la Luna" fue probablemente la primera super- producción de la historia, y como tal el Museo le dedica una sala entera.
Esta película requirió de un abultado financiamiento, varios meses de rodaje (la mayoría de las películas se rodaban en uno o dos días), 30 escenas diferentes, y más de 800 pies de película (con una duración de 13 minutos, cuando la mayoría de las películas duraban 2 minutos.)
También incluyó algunos de los trucos más complejos de Méliès a la fecha, algunos de los cuales son tan intricados que incluso los especialistas en cine aún no han podido averguar cómo fueron realizados.
Como todo buen mago, Méliès mantenía sus trucos celosamente secretos, y nunca reveló sus técnicas a nadie.
Un artista completo, Méliès pintó sus propios bocetos para sus películas
La película “Un viaje a la Luna” fue un éxito enorme, pero desafortunadamente fue fuertemente pirateada, especialmente en los Estados Unidos, donde Méliès tuvo que abrir una sucursal sólo para proteger sus derechos de autor.
Para 1908, Méliès estaba creando hasta 50 películas por año. Sin embargo, el cambio de siglo comenzó a permear en las preferencias del público, el cual se alejó de las historias fantásticas en favor de temas más realistas.
Las últimas tres películas producidas por Méliès para Pathè fueron fracasos, y en 1912 decidió abandonar la industria fílmica por completo, hundido en deudas. Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, Méliès incluso se vio forzado a vender el celuloide de sus películas por peso, para mantenerse a flote.
De esta forma, muchas de sus películas y creaciones artísticas se perdieron para siempre.
Para 1923, después del fin de la Primera Guerra Mundial, Méliès se vio forzado a vender su estudio en Montreuil para pagar sus deudas a Pathè y Gaumont. Incapaz de producir películas para una audiencia que parecía más lejana que nunca de sus creaciones fantásticas, Méliès abrió una tienda de dulces y juguetes en la estación de trenes de Montparnasse, en París, para hacer algo de dinero.
En 1929 fue visto y reconocido por un periodista, y unos meses más tarde se organizó una gala en su honor. Desde entonces, su obra fue rescatada del olvido, y su nombre no volvió a la oscuridad.
Si la historia suena familiar, es porque Méliès fue honrado más recientemente en el 2011, por la película “Hugo” de Martin Scorsese, basada en el libro de Brian Selznik de 2007, “El Invento de Hugo Cabret”.
De hecho, el Museo recibió uno de los muñecos autómatas diseñados por Dante Ferretti para la película, como una muestra de gratitud de parte de Scorsese por haber abierto sus archivos a él para hacer la película.
Un coleccionista apasionado de novedades mecánicas y objetos fantásticos, Méliès poseía varios de tales autómatas, y uno de ellos también está incluído en la exhibición, no muy lejos del autómata de “Hugo”.
Además de varias películas conocidas y rara vez vistas de Méliès, el Museo ofrece un vistazo a algunos de sus trucos más célebres, tales como el uso de pirotecnia, perspectiva forzada, duplicación, sustitución, imágenes divididas, y más.
Increíblemente, la mayoría de estos trucos aún están vigentes hoy en día, y fueron usados en algunas de las películas de ciencia ficción y fantasía más famosas hasta hora, tales como La Guerra de las Galaxias, Blade Runner, y El Señor de los Anillos.
Como recordatorio de ésto, la exhibición también incluye una selección especial de objetos relacionados con este legado, tales como una escultura de la criatura alienígena de la película Alien, una maqueta del automóvil volador de Blade Runner, y una pared exhibiendo algunos de los storyboards originales de La Guerra de las Galaxias de 1977.
Además de su genio técnico, a Méliès se le da crédito por abrir el primer estudio en la historia del cine (ubicado en Montreuil), crear la primera película de horror, “Le Manoir du Diable” (1896), y la primera película en serie, “L’Affair Dreyfus”(1899).
Por todo ello, no es de extrañar que algunos de los cineastas más grandes a la fecha consideran a Méliès más que una inspiración: “el padre de los efectos especiales”, como expresó George Lucas, o “un genio y un gran mago”, como declaró Martin Scorsese.
El Museo Méliès se articula con otras exhibiciones en el Museo, cubriendo la historia de la cinematografía desde sus orígenes, permitiendo al público no solo ver las películas de Méliès y el equipo usado por él y otros - tales como la cámara original de los hermanos Lumière, linternas mágicas, y un gran zoetrope -, sino también conectar estas obras con lo último en tecnologías de efectos especiales, tales como captura de movimiento y realidad virtual, también en exhibición.
De esta forma, los visitantes pueden experimentar el arco completo de los logros de Méliès, y comprender mejor su legado y permanente impacto en la cinematografía.
Nunca sabremos con certeza cuánto influyó el trabajo de Méliès en el arte de la cinematografía, y lo convirtió en lo que es hoy en día. Pero podemos estar seguros que su legado inspiró a generaciones de nuevos cineastas, y estableció las bases del cine moderno.
Una visita al Museo Méliès es imperdible para los amantes del cine, y cualquiera interesado en el arte, la historia, la magia, los sueños, y el arte de la ilusión.
Ubicación: Cinémathèque Francaise, 51 Rue de Bercy, Paris
*Exploren algunos de los dibujos originales realizados por Georges Méliès para sus películas y otros proyectos, en las colecciones del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York: https://www.moma.org/artists/3918
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