Economía Circular - Utopía y Realidad


Todos formamos parte del planeta y todos formamos parte de la economía - ambos son ecosistemas indivisibles e interactuantes pero que muchas veces se hallan en conflicto.

Para comprender ésta interacción primero debemos saber ¿qué es la economía y por qué es tan difícil cambiarla?

La economía nace de la actividad humana, y el comercio es el motor que la mueve.

El comercio, en su forma más simple y primitiva, comenzó en la prehistoria con el intercambio. Una parte intercambiaba con otro productos que le sobraban o que era capaz de hacer: peces por cestas, pieles por herramientas, etc.

Más tarde, éste modelo evolucionó con la introducción de objetos (conchitas marinas, bolsas de sal, etc.) a los que se les confería un valor determinado y con los cuales se podían adquirir otras cosas. 

Éstos tipos de monedas primitivas eran convenientes y prácticos porque su valor era fijo (no había que regatear), podían transportarse fácilmente, y podían intercambiados por cualquier producto.

Éste modelo de incipiente capitalismo permaneció casi inalterable durante miles de años.


Con el correr de los siglos, con el desarrollo de nuevas tecnologías y la expansión de la población, la producción y el comercio internacional durante la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII, éste modelo evolucionó, sentando las bases del capitalismo moderno.

A pesar de los rápidos adelantos tecnológicos de la época, del crecimiento exponencial de la población y de la demanda, así como la explosión en la explotación de los recursos naturales, éste modelo seguía basado en una economía linear de extracción, producción, uso y desecho, confiando en que la naturaleza se haría cargo del resto, tal como había ocurrido durante milenios.

Éste modelo se volvió aún más agresivo después de la segunda guerra mundial con la aparición de los plásticos de un solo uso, el uso generalizado de la electricidad, la conveniencia de los productos ‘desechables’ y la aparición del sobreconsumo, una característica de las sociedades afluentes. 

La proliferación de los automóviles, aviones, trenes y fábricas hicieron que el uso de los combustibles fósiles aumentara de manera indiscriminada. La globalización instó a las naciones a competir en mercados globales, despertando la avaricia económica de los países, apuntando a producciones y crecimientos sin límites. 


A pesar de una explosión demográfica sostenida y de las incipientes alarmas de algunos científicos, aún a finales del siglo XX todavía se confiaba en que la naturaleza se haría cargo de los desechos y la polución generados por la voraz acción humana.

Ahora sabemos que éste modelo de economía linear no es sostenible por más tiempo y que ya hemos traspasado el límite de lo que el planeta puede soportar. 

Es entonces cuando el término Economía Circular se empieza a aplicar.

¿Qué es la Economía Circular?  

El término economía circular se refiere a un modelo de producción y consumo en el cual se extiende la vida útil de los productos y se reducen los desechos al mínimo, a través de conductas responsables como compartir, alquilar, reusar, reparar, arreglar y reciclar materiales y productos ya existentes.

Todas éstas acciones crean, idealmente, un modelo circular cerrado que minimiza la cantidad de recursos utilizados, al igual que los desechos, contaminación y emisiones de dióxido de carbono y metano, que son las principales causantes del calentamiento global.

En la economía linear, la materia prima se extrae de la naturaleza, se tranfoma en productos, los cuales se venden, se usan, y luego se desechan cuando terminan su vida útil. 

Dado que los recursos naturales no son infinitos, éste modelo causa un desbalance importante en la ecología planetaria.

En la economía circular se evita extraer materia prima de la naturaleza, reutilizando los materiales ya existentes en los productos que se desechan o descartan. Así, no sólo se ayuda a reducir la sobreexplotación de los recursos naturales sino también el procesamiento de los productos manufacturados y sus eventuales desechos.



Estrategias de la Economía Circular

Algunas de las estrategias propuestas por la teoría de economía circular incluyen:

-Diseñar productos y procesos que reduzcan los desechos y la contaminación. Por ejemplo: utilizar energías renovables en los procesos de producción, reducir la cantidad de empaque del producto, y usar materiales reciclables para los mismos.

-Extender la vida útil de los productos. Diseñarlos para hacerlos más durables y reparables.

-Que las compañías se comprometan a reparar las áreas naturales y los ecosistemas dañados por la actividad económica, la extracción de minerales y o la producción de bienes, a través de las prácticas de uso sustentable de las tierras, reforestación, y esfuerzos de conservación. 

-Utilización de energías limpias (aquellas obtenidas de fuentes renovables), tanto para la producción de bienes como para el transporte de materiales y productos.

-Creación, promoción y uso de plataformas de economía compartida - por ejemplo, compartir el auto para ir a la oficina, o arrendar la casa de vacaciones cunado no se está en uso. Dos ejemplos prácticos de ésto son Uber y Air BnB.

-Reciclar textiles. Dado que la industria textil es una de las más contaminantes en el mundo, y una de las que más desechos crea -aparte de su infame uso de sweat shops- éste es uno de los puntos más importantes de ésta teoría. Usando modelos de negocios circulares, como usar menos materiales nuevos en la producción de prendas, la creación de eventos de intercambio de ropa y reciclar las prendas gastadas o rotas, se busca minimizar los textiles desechados.

-Reducir la comida desechada. Según investigaciones realizadas, más de mil millones de toneladas de comida son desperdiciadas cada año. Para evitar esto, se han creado leyes para reutilizar los desechos alimentarios como fertilizante o alimento para animales. Otras compañías los reúsan en la creación de otros productos, tales como biocombustibles y colorantes industriales, entre otros. Algunos supermercados y tiendas de alimentos ofrecen descuento en alimentos con fecha de expiración cercana. También se han creado programas con Inteligencia Artificial para prevenir el desperdicio alimentario en colegios y universidades, e incluso se han creado aplicaciones (tales como Cheaf, GoodMeal, y otras) para que restaurantes, supermercados y otras tiendas de abarrotes donen aquellos alimentos defectuosos (feos, abollados, etc.) para ser revendidos a menor precio o aprovechados por terceros, evitando así el desperdicio.

-Utilizar la tecnología digital. Según los propulsores de la economía circular, la tecnología puede ayudar a manejar de manera más efectiva los recursos y optimizar su utilización. Por ejemplo el internet de las cosas puede entregar datos en tiempo real sobre la condición y uso de los productos, y la inteligencia artificial puede aumentar la eficiencia en las cadenas de manufactura. La tecnología digital, dicen, es esencial para la descarbonización del planeta y para reducir las emisiones de gases de invernadero al facilitar el intercambio de bienes y servicios, promover la reutilización, y disminuir los desechos.  

Pero, ¿Qué tan realistas son éstas propuestas?

La Economía Circular promueve el uso de ‘energías limpias’ tales como la energía eólica y los paneles solares, y sus teorías están fundamentadas en el uso de las mismas. 

Sin embargo, en la práctica, menos del 40% de la energía que consumimos a diario a nivel global proviene de fuentes sustentables. 

Aunque la energía solar y de mareas cumplen la promesa de producir electricidad sostenible, otras energías consideradas “limpias” -eólica, nuclear, geotérmica- causan efectos secundarios al entorno donde se encuentran y al medio ambiente en general, lo que las hace poco ecológicas.

La mayoría de la electricidad generada en el mundo proviene de la combustión de combustibles fósiles o centrales nucleares, y nuestra voracidad energética -que aumenta de año en año- incluso hace que la transición a energías limpias sea un proceso más lento y complejo. 

Hasta la segunda década del siglo XX casi no existían artefactos eléctricos en los hogares. 

A excepción de los fogones y las lámparas de aceite, todo funcionaba de manera mecánica, con energía humana, incluso las radios, los relojes y los tocadiscos. 

Sin embargo, hoy en día no podríamos concebir un hogar sin luz eléctrica, refrigerador, microondas, hervidor de agua, cafetera, secador de pelo, televisor, máquinas de lavar y secar, aspiradora, aire acondicionado, ventilador, calefactor, sistema de sonido, computador, laptop, teléfono, internet... 

Salas: años 1920 y 2020

Ésta proliferación de artefactos eléctricos -que solo se multiplican al salir de nuestros hogares- han aumentado el consumo energético en el mundo de manera exponencial y contribuyen en gran medida al calentamiento global. 

Además, ésta creciente dependencia eléctrica nos hace extremadamente vulnerables en caso de fallas eléctricas, hoy en día más comunes debido precisamente al calentamiento global.

La digitalización es promovida por la economía circular como un paso hacia la sustentabilidad, pero hay que recordar que los aparatos tecnológicos no sólo consumen energía eléctrica, sino que también requieren para su producción metales pesados y tierras raras cuya extracción es muy contaminante. 

Y aunque últimamente se está experimentando con el micromining para extraer dichos materiales de los dispositivos en desuso, ésta no es aún una práctica frecuente y es bastante costosa. 

Todos los aparatos digitales se fabrican con materiales que no son reciclables, y al no desecharse de manera adecuada (algo que ocurre con frecuencia pues no en todas partes existen centros de reciclaje o descarte seguro de los mismos) contaminan el suelo y las aguas. 

Por último, las centrales digitales requieren millones de galones de agua (preferiblemente potable) para funcionar, nada de lo cual es sustentable o ecológico.

Reciclar pareciera ser una forma positiva de extender la vida útil de los productos, pero en el caso de los plásticos ésto viene con inconvenientes adicionales. 

Sólo una pequeña parte del plástico producido a nivel mundial llega a reciclarse efectivamente, y en cada punto de la cadena de reciclaje éste material suelta microplásticos que continúan contaminando el aire y las aguas. 

Así pues, reciclar y reusar plásticos no es una solución 100% ecológica. 

La única solución al problema de la contaminación por plásticos es la reducción drástica de su producción y uso.

Algunas compañías comprometidas con la sustentabilidad.

Afortunadamente, hoy en día existen los bioplásticos, hechos de diversos materiales orgánicos y 100% reabsorbibles en la naturaleza. Sin embargo, mientras éstos no sean de uso generalizado, la mejor opción sigue siendo evitar los plásticos. 

De igual forma, aunque algunas tiendas de ropa han lanzado campañas para incentivar el reciclaje de prendas entre sus consumidores, lo cierto es que éstas campañas no siempre cumplen lo prometido, porque la mayoría de los textiles utilizados en la moda ultra rápida no son reciclables, el proceso de reciclaje textil es costoso, y al final las prendas pueden terminar siendo enviadas a países del tercer mundo, donde terminan como desechos textiles. 

Diseñar productos que sean más durables y reparables es un ideal accesible -como lo demuestran marcas tales como Patagonia, Decathlon, Victorinox, y JanSport-, pero poco conveniente para la mayoría de las compañías, especialmente aquellas que apuntan al mercado masivo. 

Para éstas, rediseñar un producto de forma que sea más ecológico y reparable significa un costo extra que se verá reflejado en el precio final del producto - y las evidencias demuestran que la mayoría de los consumidores de bienes masivos prefieren productos baratos antes que éticos, por lo que tal cambio no es convienente para su modelo de negocio. 

La culpa no es sólo de las empresas, pues éstas sólo crean y venden lo que el consumidor compra - sin demanda, no hay oferta ni producción. 

Así, es muy probable que el mercado de la ropa reparable o de segunda vida siga siendo sólo un nicho pues mientras nuestros hábitos de consumo sean comprar barato en vez de comprar lo mejor, la economía circular lleva las de perder. 
 
Sin embargo, no todo lo propuesto por la economía circular es impracticable.

Por ejemplo, entre otras acciones ‘verdes’, la compañía de productos lácteos orgánicos Stonyfield Farms utiliza energía limpia para la producción de sus productos, teniendo el cuidado de utilizar materiales biodegradables en sus empaques, los cuales también pueden ser reciclados.

La compañía de cosméticos Avalon Organics utiliza sólo plantas de fuentes confiables y 100% orgánicas, sus productos son veganos y no testeados en animales, sus empaques son hechos de materiales reciclados y de fuentes sostenibles, e incluso sus fórmulas están evaluadas y certificadas para ser biodegradables y amigables con el medio ambiente.

Más famoso aún es el ejemplo de Patagonia, una compañía cuyo valor intrínseco está asociado directamente a la economía circular, la sustentabilidad y la protección del planeta.

Ejemplos de que ser responsable con el medio ambiente y tener una compañía productiva y con sólidas ganancias no son conceptos necesariamente reñidos.

Teorías Complementarias

Además de la teoría de la economía circular, existen al menos dos teorías que buscan impulsar nuestros hábitos de consumo y producción hacia la sustentabilidad y una economía más respetuosa con el medio ambiente: la Teoría de la Economía Donut, de la economista de Oxford Kate Raworth, y la Teoría del Decrecimiento (Degrowth).

Ambas teorías han ganado considerable atención en los últimos años, pero no ofrecen por sí mismas una solución practicable en el corto o mediano plazo. Sin embargo, son complementarias a la teoría de la Economía Circular.

Teoría de la Economía Donut

Raworth comienza por re-dibujar el concepto de economía usado hasta hoy día (que incluye sólo las materias primas y su uso en la producción de bienes para hacer ganancias), en un concepto circular que incluye el mercado, el Estado, los hogares, y los usuarios, todos en constante interacción, rebautizándola como "economía incrustada". 

Éste concepto es más dinámico y realista, pues la economía práctica es un circuito en el que confluyen varios actores, no sólo los productores de bienes y servicios.

Sin embargo, Raworth va más allá, y en su teoría de donut rechaza el crecimiento por puro crecimiento, e incluye otros conceptos, tales como el diseño regenerativo y la necesidad de negocios generosos que compartan sus ganancias con el resto de la comunidad. 

Raworth misma concede que su teoría es complementaria a la teoría de economía circular, extendiendo la visión de producción y consumo en un modelo que es más regenerativo y mejor distribuido.

Video: Kate Raworth, Economia de Donut (12:30)



Teoría del Decrecimiento

El término Decrecimiento fue acuñado por el filósofo Austríaco Francés Andrés Gorz hace más de 50 años, pero no fue sino hasta las primera década de éste siglo cuando comenzó a crecer como un movimiento.

La teoría del decrecimiento propone reducir en vez de aumentar las economías existentes, de forma de utilizar menos energía y recursos naturales, enfatizando el bienestar antes que la ganancia económica.

La idea tras ésta teoría es que al perseguir las políticas propuestas por el decrecimiento, las economías pueden ayudarse a sí mismas al ser más sustentables.

Algunas acciones prácticas asociadas al decrecimiento incluyen comprar menos, cultivar nuestra propia comida, y reutilizar edificios en desuso antes que construir nuevos edificios.

Video: Degrowth (6:35)
https://www.youtube.com/watch?v=Ia8u5P0KbPQ



Sin embargo, aunque en teoría éstos modelos suenen fantásticos, su implementación a nivel práctico es más complejo de lo que parece debido a nuestros arraigados hábitos de consumo (muchas veces basados en raíces culturales), consideraciones prácticas, y a la misma naturaleza humana.

Es claro que el actual modelo de economía linear de crecimiento ilimitado con recursos limitados no es sostenible a largo o incluso a mediano plazo, pero tampoco es realista forzar un giro de 180 grados hacia la economía circular de la noche a la mañana.

¿Qué hacer entonces?

Lo cierto es que, más que proponer algo novedoso, la teoría de la economía circular encapsula ideas ya pre-existentes.

De hecho, varias de las propuestas del modelo de economía circular ya eran la norma y costumbre en las sociedades occidentales hasta bien entrado el siglo XX.

Por ejemplo, hasta los años 80 bebidas como Coca Cola y Fanta se vendían en botellas de vidrio que el consumidor entregaba al expendedor una vez que las consumía, y éste a su vez las devolvía a la fábrica para ser rellenadas - una práctica que quedó obsoleta con la aparición de las botellas plásticas. 

Éste mismo principio circular regía la entrega de leche de casa en casa.


Al ir al mercado, las amas de casa no olvidaban llevar su propia cesta o bolsa de compras (ahora rebautizadas bolsas reutilizables), y en los almacenes se podían encontrar contenedores son productos pequeños (harina, azúcar, legumbres, nueces, dulces, etc.) que se vendían por peso y se expendían en bolsas de papel marrón. 

Los productos frescos -frutas, vegetales, carne, quesos, pescado, etc.- eran envueltos en papel periódico o papel de cera. 

Ejemplos de éstas prácticas aún pueden verse hoy en día en los mercados tradicionales y en tiendas especiales que venden sin empaque.


Dado que comprar ropa y calzados era costoso, remendar ropa y ajustar vestidos era una práctica usual, y los niños de una misma familia heredaban la ropa y calzado que ya no les quedaban a sus hermanos mayores. 

Coser, tejer y bordar eran labores comunes entre las niñas, jóvenes y sus madres. Incluso hasta los años 80 existía una tendencia generalizada de coser la ropa en casa: se compraba la tela y los patrones, y se hacía ropa para toda la familia.


Tener una máquina de lavar y otra de secar en casa era considerado un lujo, por lo que la mayoría de las familias iban a la lavandería más cercana a usar las máquinas tragamonedas, un modelo de conducta ahora rebautizado "Pago como Servicio" (Pay as a Service).  

La mayoría de los productos utilizados -desde juguetes, ropa y zapatos hasta maquinaria- eran fabricados con materiales orgánicos (madera, cuero, metal, fibras vegetales o animales, etc.) que los hacían durables, reparables y amigables con el medio ambiente.

Finalmente, el desperdicio casi no existía porque el dinero no sobraba y las madres (amas de casa) insistían en ahorrar hasta el último centavo, usando y reutilizando todo lo comprado hasta la última gota. 

Y aunque hoy ésto puede ser considerado como una actitud “avara”, la idea de base es la misma que mueve a la teoría de la economía circular: reusar, reutilizar, evitar el sobreconsumo y reducir los desechos al máximo.

Los ciudadanos esperan que los gobiernos actúen para moverse hacia economías más sustentables. 

Pero aunque es responsabilidad de los gobiernos implementar leyes hacia la sostenibilidad y la protección de los recursos naturales - particularmente en lo concerniente al uso responsable de tierras, el fomento en el uso de energías limpias, el manejo de desechos y prácticas responsables de explotación de recursos naturales, entre otros-, al final la última palabra la tiene el consumidor.

¿Cómo ayudar a la economía circular?

No necesitamos esperar a que los gobiernos hagan cambios grandes para actuar. 

Algunos hábitos de consumo individual que ayudan a la economía circular y que todos podemos aplicar desde ahora mismo son:

-Extiende la vida útil de los productos que ya tengas y compra sólo lo que necesites, cuando lo necesites - así reduces tus desechos y cuidas tu dinero.

-Compra en tiendas de segunda mano. Ayudas al planeta y a una buena causa, todo en uno.

-Compra productos de compañías B Corp y comprometidos con el medio ambiente.

-Evita los plásticos, incluso aquellos que prometen ser reciclables. Prefiere en cambio materiales naturales.

-Evita productos sobre-empacados o con empaques hechos con materiales no amigables con el medio ambiente.

-Reduce tu electrodependencia. Favorece los artefactos analógicos, manuales y de funcionamiento mecánico por sobre los dispositivos eléctricos y a pilas. Esto reducirá tu consumo de energía y los residuos y la contaminación generados por la tecnología digital.

-Prefiere comprar local y en tiendas físicas antes que comprar en línea con entrega a domicilio. Esto reducirá significativamente tu huella de carbono y le dará un impulso a tu economía local. 

-En tecnología, favorece los productos sin obsolescencia programada, y cambia tus dispositivos sólo cuando ya no sean reparables ni utilizables. Busca lugares donde los reciclen o reutilicen, o los dispongan de manera responsable.

-Si tienes artículos que ya no uses -ropa, zapatos, juguetes, etc.- regálalos, intercámbialos, dónalos a tiendas de caridad, u organiza una venta de garage. Como bien dice el dicho, “la basura de uno es el tesoro de otro”.

-Sé consciente del origen de los materiales usados en los productos que compras. Por ejemplo, esa bolsa reutilizable ¿es de un material orgánico y compostable o es plástica? Favorece los productos éticos y responsables con el medio ambiente.

-Evita comprar en tiendas que venden productos baratos pero poco ecológicos, particularmente aquellos productos innecesarios que vayas a usar sólo una o un par de veces.

Si bien la economía circular es una teoría que probablemente no se aplicará de lleno en un futuro próximo, ha arrojado luz sobre los defectos del modelo de economía lineal, lo que nos obliga a encontrar alternativas para lograr un equilibrio entre nuestras necesidades materiales, nuestra natural capacidad de ingenio y productividad, y la urgente necesidad de preservar el mundo en que vivimos.


Para Saber Más...

*¿Quieren saber más acerca de los pros y contras de la economía circular? Lean este completo estudio, Limitaciones de la Economía Circular Bajo el Capitalismo y Aumento de las Expectativas Para un Futuro Sustentable, por la economista Pauline Deutz (en Inglés):

https://circulareconomyjournal.org/wp-content/uploads/2023/11/Exploring-the-Limitations-of-a-Circular-Economy-Under-Capitalism-and-Raising-Expectations-for-a-Sustainable-Future-2.pdf

*¿Quieren saber más acerca de lo bueno y no tan bueno de las energías limpias? Lean este completo articulo del Massachussets Institute of Technology:

https://climate.mit.edu/ask-mit/what-clean-energy-any-kind-energy-completely-clean


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