Al Rescate de Nuestra Alegría
En la novela de J.K. Rowling's "Harry Potter y el Prisionero de Azkabán", la forma más efectiva para neutralizar a un Boggart (criatura que asume la forma de lo que una persona teme más) es la risa.
En el mismo libro, aprendemos que el encantamiento para vencer a los Dementores (terribles criaturas que se alimentan de nuestros peores temores) obtiene su poder de una fuerte memoria feliz.
En ambos casos, Rowling apunta al poder de la alegría para vencer a lo negativo, un efecto tradicionalmente propuesto a través de miles de años de sabiduría popular, y validado por modernos estudios científicos.
La alegría y la risa tienen una larga tradición de mejorar nuestra salud - tanto mental como física - y de alargar nuestras vidas. Pero a pesar de las bien documentadas evidencias de sus propiedades benéficas, hoy en día parece que hemos perdido nuestro sentido de la alegría y la diversión.
Las comedias modernas están llenas de sarcasmo (el pariente malo del humor), y la mayor parte de nuestro entretenimiento incluye mundos distópicos, situaciones estresantes, y niveles de violencia que sobrepasan lo que hasta hace muy poco era considerado 'nocivo para la salud mental' por psicólogos y psiquiatras.
Casi al mismo tiempo que la mayoría de los periódicos cancelaron sus páginas de humor y tebeos, las rutinas cómicas tradicionales han sido silenciadas y censuradas por la cultura de la cancelación, cuyos adherentes se sienten autorizados para atacar cualquier cosa que no vaya con sus estricta visión de lo que es políticamente correcto.
De hecho, a pesar de nuestro modeno liberalismo y su promesa de una sociedad mejor, las generaciones previas tenían menos restricciones en cuanto a de qué se podían reír, y eran más abiertas a aceptar todo tipo de bromas, incluso a su propia expensa.
En esa misma línea, los adultos mayores parecen tener un mejor sentido del humor y mayor resiliencia psicológica que las generaciones más jóvenes - y no es difícil ver por qué.
Los casos de matonaje en el colegio han aumentado en malignidad a edades más tempranas, la música popular alaba el crímen y la decadencia sin ningún tapujo, y parecemos estar asediados por un constante flujo de negatividad a través de los medios y las redes sociales, campo abierto para la agresión y el abuso enmascarado bajo el anonimato y la falta de legislación.
El mundo se ha vuelto demasiado serio, y parecemos haber perdido la capacidad de reirnos de nosotros mismos.
En este escenario, no es de sorprender que enfermedades serias, tales como la depresión, el cáncer, o el abuso de sustancias hayan experimentado un aumento a nivel mundial, que las tasas de suicidio hayan aumentado y comenzado a incluir a víctimas cada vez más jóvenes, y que más gente que nunca declare tener problemas de salud mental.
Tal vez es hora de rescatar nuestro sentido de la alegría.
¿Cómo hacemos eso? Sigan leyendo. Pero antes, debemos hacer una distinción importante - la alegría NO es felicidad.
La felicidad es un estado mental, una meta elusiva, una filosofía de vida.
La alegría, en cambio, es un sentimiento específico - pasajero, pero uno que contribuye a nuestro sentimiento general de felicidad.
©Pixar
Lamentablemente, es más fácil rendirse a las emociones negativas que mantener una actitud positiva.
A través de miles de años de evolución, nuestros cerebros parecen estar programados para dar más relevancia a los eventos negativos - enojos, conflictos, controversias, respuestas de combate o huída, etc. - que a las experiencias positivas.
Real o imaginario, lo negativo actúa como una advertencia, manteniéndonos en guardia contra posibles amenazas a nuestra existencia.
Sin embargo, el útil mecanismo que ayudó a nuestros ancestros a sobrevivir y prosperar también puede volverse en nuestra contra, convirtiéndose en un impedimento para nuestra salud mental y física.
Las emociones negativas son adictivas, dado que incrementan el cortisol (la hormona del estrés) y la adrenalina en nuestra sangre, requiriendo dosis más altas para obtener la misma respuesta, creando así un círculo vicioso del cual es muy difícil salir.
Si además éstas emociones negativas con reforzadas y/o recompensadas - por ejemplo, a través de convenciones sociales o expectativas- , se convierten en un hábito aún más difícil de romper.
La positividad, en cambio, requiere un esfuerzo consciente para establecerla y mantenerla.
Video: Bobby McFerrin: Don't worry be happy (3:51)
En 1988, Bobby McFerrin lanzó una canción que se convertiría en un himno al positivismo: "Don't worry, be happy" (No te preocupes, sé feliz). El mensaje de la canción - interpretada por completo por McFerrin sin instrumentos de acompañamiento - es simple: preocuparse sólo agrava cualquier situación.
Lamentablemente, pasado su primer impacto positivo, la canción fue usada junto a imágenes y eventos negativos, creando conmoción por contraste, y así empañando su propósito inicial.
Esto ilustra nuestra tendencia a caer en la negatividad, y cuán difícil es mantener una actitud positiva (por temor a ser considerado un soñador, un iluso, ser acusado de tener expectativas irrealistas, etc.)
"Si pones alegria y entusiasmo a todo lo que haces
la gente va a pensar que estas loco"
(©William Haefeli para The Newyorker.)
Como todos sabemos, la risa no siempre es una indicación de alegría - podemos reirnos en burla, cínicamente, en censura, en desprecio, etc.
Existe un espacio para el humor negro y acérbico usado en dosis acotadas, pero también existe una fina línea entre una dosis sana de humor seco y el desprecio disfrazado. Pues mientras la ironía es un signo de inteligencia, el cinismo y el sarcasmo también pueden ser síntomas de una tendencia pasivo-agresiva y otros problemas mentales.
La mejor forma de evitar el círculo vicioso de la negatividad es no caer en él en primer lugar.
La negatividad debe ser tratada como una barra de hierro al rojo vivo - tan pronto notes que estás rumiando en pensamientos negativos, malas noticias, y actitudes pesimistas, debes dejarlas ir o te consumirán.
Un sano sentido del ridículo no es sólo un signo de una mente sana, sino que también es un mecanismo indispensable para sortear las vicisitudes y dificultades de la vida.
Y aunque es importante no ofender a otros con nuestra alegría, también es necesario ver el humor en toda situación, pues un exceso de severidad e intolerancia tampoco son positivas.
Desde el comienzo de los tiempos, el humor ha sido una vávula de escape para nuestros problemas y preocupaciones. Por esta razón, censurar el humor es una medida que causa un impacto negativo en nuestra salud mental.
En este respecto, es fundamental aprender a distinguir la intención detrás del humor - la diversión sana y benigna de aquella deliberadamente ofensiva o maliciosa.
Pero el humor es sólo una herramienta para la alegría.
Ser capaz de reirse de uno mismo es una actitud sana.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la armada de Estados Unidos tenía un presupuesto específico para el entretenimiento de sus tropas, dado que consideraban -correctamente- que mantener alta la moral de sus soldados les ayudaría en el esfuerzo de guerra.
A pesar de la severidad del conflicto global, los artistas de ésa época produjeron entretenimiento alegre y de buen humor, mucho del cual aún resuena hoy en día con brillante positivismo.
De la misma forma, incluso durante las peores épocas de privación, bombardeos y evacuaciones, la población civil se daba tiempo para escuchar música en la radio, hacer bailes improvisados, o escapar a través del arte.
Y aunque Winston Churchill no respondió “¿Para qué estamos peleando?” en oposición al corte de presupuesto de las artes en favor del esfuerzo de guerra, sí se opuso a la evacuación de obras maestras de la Galería Nacional de Inglaterra a Canadá.
Churchill parecía apoyar la noción de que el arte, la belleza y la alegría eran necesarias para mantener el espíritu de la nación vivo y fuerte.
La alegría no es un lujo - es la esencia misma de la vida, y es indispensable para nuestro espíritu y nuestra salud.
Video: Ac-Cent-Tchu-Ate the Positive - Bing Crosby & The Andrew Sisters (2:43)
¿Qué tan susceptible eres a la alegría?
Evalúate chequeando cuán frecuentemente caes en estas acciones a diario. Date un punto por cada afirmación positiva, y resta un punto por cada afirmación negativa. Tus resultados finales te darán una idea de tu coeficiente de alegría.
-Reír (+2 puntos si ríes a carcajadas)
-Ver entretenimiento cómico
-Escuchar canciones que levantan el ánimo
-Ejercitarte
-Hacer una actividad que disfrutes
-Expresar gratitud
-Expresar o pensar en bendiciones
-Imaginar cosas buenas (resultados positivos, esperanzas, deseos hechos realidad, etc.)
-Recordar momentos felices
-Pasar tiempo de calidad con amigos y familiares
-Enfurruñarse (-2 puntos si gruñes)
-Ver entretenimiento violento o cínico
-Criticar
-Preocuparse
-Sentirse ofendido/ resentido
-Expresar descontento
-Expresar o pensar deseos negativos
-Imaginar cosas malas (desastres, resultados negativos, venganza, etc.)
-Recordar momentos de enojo y/o frustración
-Pasar tiempo chequeando las noticias y/o redes sociales
Todos somos una mezcla de positivo y negativo, pero incluso si tienes un resultado negativo, aún puedes mejorar tu coeficiente de alegría.
Aquí les damos algunas ideas fáciles de dónde empezar.
1.- Haz una lista de lo que te hace sonreir y trata de incluir dos de ellas en cada día. Algunas de las cosas que nos hacen felices son placeres simples - una rica taza de café en la mañana, escuchar tu canción favorita, bailar, jugar con tu perro, pasear en el parque...la lista es infinita.
Si aún tienes problema en determinar qué te da alegría, regresa a tus memorias de infancia y recuerda qué solía poner una sonrisa en tu rostro - es probable que aún lo disfrutes.
Generalmente hallamos alegría en las cosas pequeñas
2.- Si eres una persona visual, haz una cartelera de inspiración con imágenes que te hagan sonreir y pónla en un lugar que veas con frecuencia. También puedes hacer un álbum de fotos y mantenerlo a mano para verlo en cualquier momento, y su eres creativo, puedes hacer un álbum de recortes con tus momentos favoritos.
3.- Si se te dificulta recordar los buenos momentos en tu vida, ¡escribe un diario! Escribe cada cosa buena que te ocurra, sin importar qué tan pequeña sea. Cuando te sientas triste, revive tus momentos de alegría - te subirá el ánimo.
4.-Evita el entretenimiento negativo. Todo lo que consumes, desde comida a entretenimiento, tiene un impacto directo en tu salud. Puede que creas que estás en control de todas esas canciones e imágenes negativas, pero el subconsciente no distingue la realidad de la ficción, y recolecta mucha más información de la que crees.
Si cuidas lo que comes, también debes tener cuidado con lo que dejas entrar a tu mente. El entretenimiento violento puede parecer genial, pero es dañino para tu salud mental. Prefiere entretenimiento más constructivo.
5.- Crea un ambiente feliz. Nuestro ambiente puede tener más influencia sobre nuestro ánimo del que podemos imaginar. Sin notarlo conscientemente, estar rodeado de colores grises, ángulos agudos, luz dura y texturas ásperas puede impactar nuestro ánimo de forma negativa. Al contrario, muebles de ángulos redondeados, colores vivos y luz suave te harán sentir más tranquilo y más predispuesto a la alegría.
6.- Valora todo lo que tienes. Con frecuencia damos por contado lo que tenemos, abriendo la puerta al descontento, la envidia, y el resentimiento. En cambio, enfócate en lo que tienes y en cómo tu vida es mejor por tenerlo, no en lo que no tienes.
Sé feliz con lo que tienes
y tendrás mucho por lo que ser feliz
- Proverbio Irlandés
7.- Controla tu imaginación. Nuestra imaginación con frecuencia juega un rol importante en qué tan felices nos percibimos. Sé consciente de tus pensamientos, pues estos son los ladrillos con los que construyes tu realidad.
8.- Mantén a raya las quejas, críticas y lloriqueos. Para algunos, quejarse es casi un pasatiempo, e incluso completos extraños encuentran acuerdos al quejarse. Como dice el dicho, la miseria ama la compañía.
Lloriquear y quejarnos nos hace sentirnos en control durate situaciones frustrantes. Pero aunque desahogarse en momentos de estrés extremo sirve para aliviarnos, el sentimiento de empoderamiento y justificación que podemos experimentar es falso y puede ser adictivo.
Además, a nadie le gusta la compañía de una persona frecuentemente quejumbrosa, y esta actitud negativa también afecta a quien se queja.
9.- Encuentra el humor en la vida. Los humanos somos imperfectos y cometemos muchos errores. En vez de amargarte por tus equívocos, aprende a reirte de ellos.
Como dice un antiguo dicho - si la vida te da limones, ¡haz limonada! (O tarta de limón).
Por supuesto, hay eventos, circumstancias y situaciones en la vida que son serias y no admiten bromas, pero afortunadamente éstas son raras. Imponer severidad y amargura adicional a nuestras vidas no ayuda en nada y sólo sirve para apagar la alegría de nuestras vidas.
10.- Duerme bien cada noche. Dormir bien en la noche es esencial para mantener la buena salud. Además estudios han establecido una conexión entre la falta de sueño y los cambios de humor. Trata de mantener una rutina regular de al menos 7 horas de buen sueño cada noche para aumentar tus probabilidades de una vida más sana y feliz.
11.- Controla tu nivel de azúcar. De acuerdo a estudios médicos, el exceso de azúcar puede hacernos más agresivos o tristes. Bajar tu consumo de azúcar puede contribuir a tu alegría y bienestar general.
12.- Sé flexible. Las personas inflexibles se hacen la vida miserable y con frecuencia causan tormentas en un vaso de agua, pero la verdad es que pocas cosas son de vida o muerte. Aprende a diferenciar lo que es realmente importante y sé más indulgente con el resto.
13.- Piensa en términos de energía. ¿A qué deberías darle tu energía? ¿Surfear la web chequeando malas noticias y comentarios cáusticos en las redes sociales mejorará tu vida de alguna forma? ¿De qué otra manera puedes invertir tu tiempo y energía para ser más feliz?
14.- Comparte tu alegría. Una felicidad compartida es una felicidad multiplicada. Además, compartir con otros y ayudar a los demás es una manera segura de acrecentar tu propia alegría.
Invierte tu tiempo y energía sabiamente para tu felicidad
Pensar positivamente requiere re-educación y la formación de nuevos hábitos.
Abraham Lincoln dijo una vez: “La gente es usualmente tan felíz como se propone serlo”, y la escritora norteamericana Joyce Meyer añadió, “Ser negativo sólo hace un viaje difícil aún más difícil. Puede que te den un cactus, pero no tienes que sentarte en él”.
A pesar de lo que pueda parecer en ocasiones, nuestra felicidad yace en nuestras propias manos. Incluso si estamos pasando una mala racha, aún podemos añadir un toque de alegría a nuestras vidas.
Todo parte con nuestra perspectiva, nuestra actitud, y nuestras elecciones - dar importancia a lo que es realmente importante, hallar la alegría en las pequeñas cosas de la vida, y valorar lo que tenemos.
Invitar a la alegría a nuestras vidas no es convertirse en una persona diferente o en una Polyanna - es rescatar el sentido de asombro y emoción de nuestros primeros años.
Olvida la tiranía del qué dirán y de lo que dictan las redes sociales - dáte espacio para ser loquillo, juguetón, y dejar salir a jugar a tu niño interior.
Abre tu puerta a la alegría, y la alegría vendrá a tí.
Oda a la Alegría de Ludwig van Beethoven
NOTA: Si has tratado todo tipo de sugerencias y recomendaciones y aún te encuentras inexplicamente triste, considera buscar ayuda profesional.
Para Saber Más
* ¿Quieren conocer más acerca de los beneficios de pensar positivamente y recomendaciones sobre cómo hacerlo? Lean este útil artículo de Healthline (sólo en inglés):
* ¿Necesitan más ideas para combatir la negatividad? Vean éstas 40 sugerencias, aplicables en el trabajo así como en la vida cotidiana (Sólo en inglés).
* ¿Quieren saber más sobre el rol de la mente subconsciente en nuestra felicidad? Lean el clásico libro sobre el tema, escrito por el doctor Joseph Murphy, “El Poder de la mente Subconsciente”.
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