Contaminación Acústica - El Problema de Salud Invisible


Cornetas de automóviles. Perros ladrando. Niños chillando. Música a todo volúmen. Motos rugiendo. Carros de policía y bomberos. Martilleo y taladros de construcciones...Si viven en una ciudad, estarán familiarizados con estos y muchos otros sonidos a diario.

Sonidos que, dependiendo de su intensidad, pueden ser catalogados como ruidos, y los cuales pueden tener efectos negativos en nuestra salud mental y física.
La vista y la audición son dos de los sentimos más abusados en la vida actual. Pero a diferencia de los ojos -que tienen párpados-, nuestros oídos no tienen una protección natural que bloquee la sobre estimulación, y por tanto está en nuestras manos protegerlos.

Aunque la Organización Mundial de la Salud estableció el límite para determinar el ruido en 55 dB (decibeles), la percepción de lo que es el ruido varía enormemente de un individuo a otro, dependiendo de factores tales como la edad, la sensibilidad personal, la idiosincrasia cultural, y la disposición de cada quien.

Sin embargo, por lo general, quienes causan los ruidos son menos sensibles a ellos que quienes los escuchan.


Existe suficiente evidencia científica de que una exposición sostenida a los ruidos es dañina para la salud.

En el 2020, durante las cuarentenas debido a la pandemia del COVID-19, muchas ciudades alreadedor del mundo suspendieron todo tráfico terrestre y aéreo, cerraron bares y cafés, y restringieron todas las actividades humanas. 

Como resultado, los niveles de contaminación acústica en las ciudades descendieron un 70% en promedio, y los residentes de ciudades normalmente ruidosas escucharon por primera vez sonidos tales como el canto de los pájaros o el rumor de las hojas.

La experiencia abrió los ojos de muchos al nivel extremo de contaminación acústica en las ciudades y su efecto en nuestras vidas. 

El ruido es invisible, y por ende nos adaptamos a él, nos acostumbramos a él, o lo ignoramos. Pero la invisibilidad del ruido no significa que sea inocuo.

Más allá de ser una simple molestia, la exposición constante a los ruidos puede tener efectos adversos en nuestra salud.

La verdad es que el ruido puede matar - y no estamos hablando de armas sónicas.

Puede que hayan notado los carteles de “Por favor haga silencio” y “No Haga Ruidos Innecesarios” dentro y alrededor de hospitales y clínicas. Y esto no es mero capricho.

Estudios médicos demuestran que los ruidos que normalmente llenan nuestras ciudades pueden acelerar la muerte en personas de otra forma sanas, y agravar condiciones pre-existentes.



De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la contaminación acústica afecta a más de 100 millones de personas sólo en Europa, y es una de las causas principales de la muerte prematura.

Algunos de los problemas de salud asociados a la contaminación acústica sostenida incluyen:

-Retardo de desarrollo cognitivo en los niños.
-Dificultad para concentrarse.
-Insomnio.
-Anxiedad y depresión.
-Molestias, estrés, y cambios súbitos de humor.
-Problemas gástricos (síndrome de cólon irritable, gastritis, úlceras.)
-Alteraciones en el sistema inmunológico.
-Aumento en la producción de cortisol (hormona del estrés).
-Niveles elevados de adrenalina (hormona del pánico).
-Aumento en el ritmo cardíaco.
-Hipertensión.
-Vasoconstricción.
-Presión sanguínea elevada.
-Infarto al miocardio.

Además, los ruidos dañinos usualmente van acompañados de vibración o golpes generados por las ondas sonoras, que causan angustia y molestia física adicional.

La exposición a ruidos constantes puede estimular el comportamiento violento, dar pie a dolores de cabeza, perturbar nuestro balance emocional, causar agotamiento nervioso y fatiga extrema.

Pero el ruido no sólo afecta a los adultos.


Los estudios demuestran que la contaminación acústica afecta el ritmo cardíaco de los niños, sus niveles de adrenalina y cortisol, además de instalar en ellos un sentimiento de inquietud y ansiedad. 

Además, los niños en escuelas cercanas a autopistas y tráfico exhiben un nivel de desarrollo cognitivo menor que el de niños en aulas tranquilas.

Los trabajadores expuestos a ambientes ruidosos sufren de estrés, agotamiento mental, falta de concentración, y distracción, lo cual a su vez puede dar pie a accidentes y baja productividad.

Incluso la naturaleza sufre debido al ruido.

Tal como ocurre en los humanos, los sonidos de alta intensidad inducen miedo en los animales, y éstos presentan los mismos efectos físicos que nosotros: aumento en la frecuencia cardíaca, altos niveles de adrenalina, ansiedad, etc.

La contaminación acústica puede impedir la comunicación de las especies, perturbar su reproducción, afectar sus patrones de alimentación, y forzarlos a abandonar su hábitat. Estudios apuntan al ruido como uno de los factores por los que algunas especies se han extinguido o han reducido sus números drásticamente.

Igualmente la contaminación acústica también impacta a los animales domésticos y de granja, afectando la producción de leche y huevos, y retrasando el crecimiento de los animales.  

Incluso las plantas en un ambiente ruidoso presentan bajo crecimiento y niveles de absorción de nutrientes reducido, y son más proclives a las enfermedades y a la muerte prematura.   

Pero, ¿Qué es el ruido?


El sonido se mide en decibeles (dB). La escala es algorítmica, por lo que su proporción no es lineal. Por ejemplo, la diferencia entre un sonido A de 50 dB y un sonido B de 60 dB no son sólo 10 dB, sino que significa que el sonido B es 10 veces más intenso que el sonido A, y 100 veces más intenso que otro de 40 dB. 

Aunque las lecturas de decibeles son relativas y no entregan cantidades exactas, sí proveen una medida poderosa de la intensidad de un sonido.

El rango de audición de una persona se ubica normalmente entre los 60 a 120 dB. La OMS cataloga 70 dB como el umbral de los ruidos peligrosos. Los ruidos por sobre los 80 dB producen efectos nocivos en el oído, y exposiciones a ruidos por sobre los 100 dB pueden causar daños irreparables y pérdida permanente de la audición.

Sin embargo, la intensidad (volúmen) no es el único factor a considerar. 

La frecuencia de un sonido - a veces descrita como ‘agudos’ para las altas frecuencias, y ‘graves’ para las frecuencias bajas-, también contribuye a hacer de un sonido algo tolerable o desagradable.

Por ejemplo, un pitido puede ser bajo en volúmen, pero si su frecuencia es muy alta, puede causar una molestia intolerable (por ejemplo, un mosquito zumbando en el oído). 

Por lo general, las frecuencias altas suelen ser más nocivas para el oído que las frecuencias bajas.


En las ciudades, el ruido del tráfico genera hasta un 75% del ruido. Los gobiernos han tomado medidas para limitar y controlar algunos de loa mayores contaminadores acústicos, tales como el tráfico terrestre y aéreo, trabajos de construcción, etc.

A pesar de ésto, aún estamos expuestos a diario a un sinnúmero de ruidos, incluso en nuestros hogares, especialmente quienes viven en departamentos. Y aunque existen regulaciones para asegurar niveles apropiados de insulación entre unidades residenciales, estas no siempre son respetadas.

Además, las calles estrechas de la ciudad cubiertas con pavimento y bordeadas por edificios de concreto actúan como cajas de resonancia, amplificando cada sonido.

Pero incluso en la naturaleza abierta el sonido se expande indiscriminadamente. Dependiendo de su ubicación, los ladridos de un perro o el rugido de una motocicleta pueden escucharse a kilómetros de distancia.

El hecho es que el sonido viaja, con frecuencia se magnifica a través de su avance, e invade áreas lejanas a su punto de orígen.

Por ejemplo, incluso a una distancia de 800 metros, el registro de una sopladora de hojas convencional (80 - 112 dB) es aún bastante mas alto que el límite de 55 dB sugerido por la OMS como seguro. 

El ruido incluso puede viajar más rápido bajo el agua. Instrumentos de medición en la costa de Estados Unidos pueden detectar pistolas de aire sísmicas - usadas para ubicar depósitos de gas y petróleo en las profunidades del océano - tan lejanas como en la costa de Brasil.

Por ello es importante controlar el ruido desde su orígen.


Debido a nuestra constante exposición a los ruidos de la ciudad, nos hemos acostumbrado a ellos y hemos perdido sensibilidad para notar qué tan fuertes o molestos pueden ser - especialmente los ruidos que nosotros mismos hacemos.

Hace no mucho, leí en las noticias el caso de un hombre que había recibido múltiples quejas de sus vecinos por los ladridos de su perro. Decidido a acallar las protestas, éste midió los decibeles del ladrido de su perro, para probar que estaban equivocados - y se asombró de lo fuertes que eran.

Los ladridos de perro van de los 70 a los 113 dB - es decir, son más fuertes que el ruido de una motocicleta, y en el rango de lo que califica como “ruidos dañinos” si se escuchan durante mucho tiempo.

Otras fuentes comúnes de ruidos molestos en la ciudad incluyen aspiradoras, automóviles y camiones, motos, barredoras de calles, cortadores de pasto, sopladores de hojas, estadios, y patios de colegio, por nombrar sólo algunos. 

Sin embargo, según una encuesta realizada por el reporte de Ruidos del Gran Boston, 79% de quienes respondieron creían que el ruido que hacían con sus sopladoras de hojas no se notaba, o no importaba.

Sí se nota, y sí importa, fue la respuesta de la comunidad.


Además de los efectos dañinos del ruido en nuestra salud, una de las consecuencias más preocupantes es la pérdida temprana de la audición.

Según el Centro para el control y prevención de las Enfermedades (CDC), la pérdida de la audición es la tercera condición crónica más recurrente en los Estados Unidos, por sobre la diabetes y el cáncer.

El tinitus - ese pitido persistente en sus oídos- es la primera indicación de que algo no está totalmente bien con los oídos.  

El tinitus es causado por la muerte de los filamentos nerviosos que capturan y transportan las ondas sonoras a nuestro cerebro. Un número de éstos muere todos los años como parte del proceso natural de envejecimiento, y como todos los nervios, no son remplazados. 

Sin embargo, la exposición reiterada a niveles dañinos de ruido puede acelerar este proceso, llevándonos a una pérdida prematura de la audición. 


Otras indicios de que padecemos cierto nivel de daño en la audición es la sensación de vacío luego de un concierto ruidoso, escuchar lluvia permanentemente, sensación de vértigo o mareos constantes, entre otros.

Hay quienes restan importancia a la pérdida de la audición, considerándolo un sentido secundario, no tan importante como la visión. Pero sin una adecuada audición nos exponemos a accidentes e incomprensiones peligrosas.

Por ejemplo, no oir cuando un vehículo viene detrás de nosotros, o no escuchar bien instrucciones o información importante. Una mala audición impide nuestra comunicación eficaz, y también puede impactar nuestro balance y estabilidad, haciéndonos más proclives a accidentes. 

Por todo ésto, y dado que todos hacemos algún grado de ruido durante nuestras actividades cotidianas normales, controlar la contaminación acústica debe ser una responsabilidad personal y comunal.

Algunas recomendaciones para controlar la contaminación acústica son:

* Se consciente de los ruidos que haces, especialmente si vives en lugares hacinados.
* Mantén un volúmen moderado al usar auriculares insertables y audífonos (estos últimos son ligeramente mejores para la salud auditiva.)
* Evita hacer ruido excesivo o innecesario; de esta forma no te acostumbrarás a él y evitarás molestar a otros.
* Al usar máquinas (sopladoras de hojas, cortadoras de césped, aspiradoras, etc.) privilegia aquellos modelos que hagan el menor ruido, o mejor aún: usa opciones con cero emisión (rastrillos, escobas, etc.).
* Instala paneles de insulación y vidrios dobles en ventanas expuestas a altos niveles de ruido.
* Mueve plantas y mascotas lejos de los ambientes ruidosos.
* Usa tapones de oído o audífonos industriales cuando estés en lugares con niveles peligrosos de ruido (en un concierto de Rock, al usar la cortadora de césped, etc.)
* No dejes solas a tus mascotas y, en el caso de los perros, enséñales a no ladrar innecesariamente.
* Mantén tus máquinas bien mantenidas y debidamente ajustadas, incluyendo tu automóvil; las máquinas defectuosas generan mayores niveles de ruido.
* Toma ‘recesos de silencio’ - ésto refrescará tus oídos, le darás una pausa a tus nervios, y te ayudará a notar niveles peligrosos de ruido en el ambiente.

¿Sabías Que...?

El 12 de Abril es el Día Internacional de la Concientización de la Contaminación Acústica.


Para Saber Más
Visita la página de Ruidos para conocer más información acerca de cómo los ruidos afectan nuestra salud, y las medidas que se han tomado para combatirlos.



Artículos Relacionados













Comments

Popular Posts