El Poder de la Música en Tu Cerebro



La música hace al mundo girar. Sin importar su tipo, la música puede crear paisajes en nuestras mentes y transportarnos a otra épocas y lugares sin necesidad de movernos o viajar.

Pero, ¿Sabías que además de proporcionar agrado y placer auditivo, la música que escuchas puede tener un enorme impacto en tu salud y bienestar emocional, y además ayudarte a tener éxito y aumentar tu capacidad cognitiva?

Para conocer más acerca de los increíbles efectos de la música en el cerebro, ¡sigue leyendo!

Desde tiempos inmemoriables, la música ha sido usada para despertar estados emocionales - meditación y estados reflexivos en iglesias y templos, espíritu de celebración en fiestas y conciertos, un sentido de solemnidad en eventos formales, y duelo en funerales y despedidas.

El poder de la música para alterar los estados emocionales incluso parece transecender la especie humana, instalando la idea de que cierto tipo de música puede incluso calmar a las bestias.


La verdad es que, en la especia humana la música cautiva todos nuestros sentidos, tanto físicos como emocionales, como ningún otro estímulo.

A través de miles de años de evolución, el cerebro humano se ha desarrollado para hallar en los sonidos no sólo una fuente de comunicación sino también de placer, conectándola inextricablemente a nuestros estados emocionales e incluso con el desarrollo de nuestras habilidades cognitivas.

El vínculo indivisible entre la música y el cerebro, y la necesidad de estudios más especializados sobre éste tema originó una nueva rama de investigación neurológica, la neuromusicología, de manera de explorar cómo el sistema nervioso reacciona ante la música.

El desarrollo de avanzadas nuevas tecnologías y el advenimiento de nuevos campos de estudio científico han entregado como resultado medidas cuantitativas a nuestros conceptos históricos sobre el poder de la música en la mente humana - y los resultados son notables.

Grupos de neurocientíficos de todas partes del mundo han llevado a cabo estudios específicos enfocados en el estudio de la música en el cerebro, confirmando con evidencias nuestras sospechas acerca de sus efectos, y expandiendo aun más su campo de influencia sobre nuestra salud en general.


Através del uso de las imágenes de resonancia magnética (IRM), los investigadores han encontrado que la simple acción de escuchar música es suficiente para aumentar la irrigación sanguínea al cerebro, y la conectividad de las diferentes regiones del cerebro.

El incremento de estas, así como el número de las áreas cerebrales activadas, depende del tipo de música escuchada. Mientras más te guste la música, mayor será el incremento.

Escuchar música que encontramos placentera desata una descarga de dopamina (el neurotransmisor de la sensación de bienestar) y ayuda a bajar los niveles de cortisol (la hormona del estrés), los cuales causan efectos benéficos tales como relajación muscular, aumento de la producción de anticuerpos y descenso de la presión arterial.


Pero la dopamina también es el neurotransmisor que hace que queramos levantarnos en las mañanas y queramos enfrentarnos a los obstáculos.

No es un secreto que los atletas tienen una lista de canciones que los incita a través del entrenamiento y los pone en modo ganador. Tal como ellos entrenan sus músculos para la victoria, también entrenan sus mentes a través de la música.

Pero la música cambién puede ayudarnos en momentos de dolor y tristeza debido a su efecto catártico.

A nivel psicológico, escuchar música triste cuando nos sentimos deprimidos nos hace sentir confortados, en la convicción subconsciente de que nuestro dolor es compartido y comprendido.

Sin embargo, para las psiquis enfermas con tendencias destructivas - auto-flagelación, maníacodepresivos, tendencias suicidas, etc. - la música triste puede actuar como un excitador de estos sentimientos negativos.

Lo mismo va para la música agresiva, la cual puede hacernos sentir comprendidos y respaldados cuando estamos enojados, hasta el punto de sentirnos invencibles, pero también puede incitar a la agresión en mentes con tendencias violentas.


Del mismo modo, la música monotónica y minimalista  - como la música de Philip Glass - puede producir un efecto hipnótico que puede ayudar a algunos a concentrarse.

Esto es particularmente útil para personas con déficit atencional, dados a los ataques de pánico o que sufren de esquizofrenia.

Pero si escuchar música nos brinda una panoplia de beneficios para la salud, tocar música es aún mejor.

Los investigadores han hallado evidencia de que aprender a tocar un instrumento desde una edad temprana resulta en un incremento en la materia gris del cerebro.

Leer y tocar música requiere un concierto de habilidades tocando al unísono: la habilidad visual de leer notas y anotaciones musicales, la habilidad de traducirlas a movimientos específicos, y la coordinación muscular para seguir un tiempo específico, con frecuencia en cooperación con otros miembros.

La repetición regular de este esfuerzo causa un incremento en las neuronas de manera de apoyar estas actividades. Pero los beneficios no terminan ahí.


Imágenes de los cerebros de músicos profesionales han revelado que estos no sólo contienen más materia gris, sino que además sus cerebros son notablemente más simétricos y responden más armónicamente cuando escuchan música, presentan un corpus callosum más grande (el cual transmite la información entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro), lo cual implica una mayor conectividad cerebral que los cerebros de los no-músicos.

De igual forma, las áreas responsables del control motor, procesos auditivos y coordinación espacial son más grandes en los cerebros de los músicos, lo cual se explica por las habilidades demandadas para tocar un instrumento.

Los científicos que han estudiado el desarrollo cerebral de niños pequeños han encontrado que la instrucción musical temprana no sólo incrementa la materia gris en los cerebros de los niños, sino que también tiene un impacto positivo en la habilidad cognitiva general de los niños.

Los niños que han seguido educación musical por al menos cuatro años han presentado, entre otros beneficios, mayores niveles de concentración, memoria, habilidad linguística, habilidad matemática, y mejores habilidades de socialización y cooperación.

Estos beneficios se encontraron en niños que tocaban instrumentos, pero también en aquellos que cantaban y seguían una rutina de canto coral.


Lo que es más increíble es que estos beneficios permanecieron en el cerebro incluso después que el entrenamiento musical cesaba. La conclusión de esta investigación parece ser que tener clases de música durante la infancia temprana estmula la plasticidad cerebral - es decir, la capacidad del cerebro de cambiar y crecer.

La trampilla, sin embargo, parece ser que es necesario tener al menos cuatro años de entrenamiento musical desde niño de manera de que el cerebro desarrolle la materia gris extra para así cosechar los beneficios a largo plazo.

Aunque años atrás los beneficios de el entrenamiento musical temprano fue popularizado en el llamado “efecto Mozart”, no existe evidencia científica de que la música de Mozart en específico ayude a los niños a desarrollar habilidades cognitivas superiores.

Pero los investigadores parecen estar de acuerdo que la naturaleza específica de la música barroca (J.S. Bach, Vivaldi, Scarlatti, etc.) sí presenta beneficios especiales para el cerebro en términos de una mayor concentración y relajación, e incluso aumento de la creatividad.


Además, la música parece estar fuertemente relacionada con el lenguage. Por ello, no es de sorprender que la gente que tiene talento para la música también puede exhibir talento para los idiomas

Pero si escuchar y tocar música puede tener efectos benéficos para nuestras habilidades cognitivas, tocar música en conjunto puede ser aún mejor.

Los investigadores han encontrado que tocar música con otros desencadena la producción de oxitocina - la llamada molécula de la confianza - en el cerebro, haciendo que los músicos se sientan más cómodos y confiados con el grupo.

Esto puede explicar por qué los miembros de una orquesta o banda desarrollan fuertes lazos de confianza después de un tiempo de tocar juntos.

Sin embargo, incluso si nunca has tenido entrenamiento musical previo, no te desanimes - nunca es tarde para recolectar los beneficios de la música.

Nuevos estudios han hallado evidencia de que la música puede tener efectos benéficos en los adultos mayores - incluso aquellos aquejados de demencia o Alzheimer.


Debido a su capacidad para activar todas las áreas del cerebro, la música puede proteger contra los problemas de memoria y el deterioro cognitivo en los adultos de manera más efectiva que otras actividades.

Simplemente escuchar música ha demostrado mejorar de manera signiticativa los niveles de memoria en los adultos mayores.

Aún cuando los cerebros de los músicos profesionales exhiben una capa adicional de protección contra las enfermedades cognitivas, incluso aquellos ya afectados por la demencia o el Alzheimer pueden cosechar beneficios significativos de actividades relacionadas con la música, tales como tocar un isntrumento, cantar o simplemente escuchar música que les agrade.

Esto se debe a la capacida de la música de acceder y activar regiones del cerebro que - en el caso de los pacientes con Alzheimer - pueden no accederse a través de otras actividades.

Este beneficio se añade al sentimiento de confort que los patiencen encuentran en música agradable y con significado personal para ellos, lo cual también puede ayudar a bajar sus niveles de ansiedad.


El Instituto Nacional Salud ha publicado docenas de investigaciones evidenciando que la música puede aliviar los síntomas de desórdenes mentales y anímicos, incluyendo ansiedad, depresión, insomnia, déficit de atención e hiperactividad, estrés post-traumático y esquizofrenia.

La terapia musical también ha probado ser de gran ayuda en el tratamiento de infartos, autismo, enfermedad de Parkinson, demencia y Alzheimer.

La música también puede ayudar con los aspectos psicológicos de las enfermedades, y puede mejorar la calidad de vida de pacientes con cáncer, demencia, enfermedad de Parkinson y dolor crónico.

Pero no hay que estar enfermo para cosechar los beneficios de la música. Estudios recientes demuestran que la música puede afectar de manera positiva tu productividad en el trabajo.

Además de reducir los niveles de estrés en los trabajadores, la música de fondo puede aumentar el desempeño de un trabajador en tareas cognitivas, mejorando su precisión, y también puede ayudar a la consecución de tareas repetitivas de manera más eficiente.


De hecho, la música tiene un efecto tan penetrante en nuestros cerebros que a veces es usada con efectos manipulativos, especialmente en el comercio y en ambientes sociales.

Tocar cierto tipo de música puede hacer que la gente se sienta más inclinada a cooperar, donar, ayudar e incluso comprar. Por ejemplo, piensa en la última temporada de Navidad. ¿Recuerdas cuán inclinado te sentiste de realizar gestos bondadosos para con otros mientras paseabas por el mall que tocaba música de navidad?

Muchos malls, tiendas e incluso restaurantes aplican este concepto, tocando una cuidada selección de música de manera de estimular a los clientes a gastar más, dejar propinas generosas, quedarse más tiempo en el lugar, etc.


La música es un arma de disfrute, virtualmente gratuita y poderosa que trabaja a nivel subconsciente, y que puedes usar para tu beneficio.

Sin importar si es jazz, blues, pop, clásica o folklórica, escuchar cualquier tipo de música que nos agrade nos reportará beneficios para nuestro cerebro y nuestro bienestar general. Sin embargo, mientras más compleja sea, mayores beneficios cognitivos tendrá.

Alimenta tu cerebro a diario con música de buena calidad, y pronto notarás los efectos benéficos para tu habilidad cognitiva, tu memoria, tu actitud, tu salud y tu felicidad en general.

Para Saber Más

¿Intrigado sobre los efectos de la música en tu cerebro? Puede que te interese leer un clásico sobre el tema, “Tu Cerebro y La Música” de Daniel J. Levitin
https://www.libreriainternacional.com/Product/Detail/42556

Fuentes:
Ashford University, BeBrainFit.com, The New York Times, Sage Journal, The Journal of Neuroscience, Medicalxpress.com, PBS, The Independent.

Comments

Popular Posts