Resiliencia - el Poder Secreto de los Héroes

 


Durante sus primeros años de vida, la pequeña Wilma sufrió de neumonía doble y escarlatina. A los cuatro años contrajo polio, lo que la dejó parcialmente paralizada y la forzó a usar una abrazadera ortopédica en su pierna izquierda. Además, Wilma era una niña de color en un Estados Unidos dividido racialmente, durante el apogeo del movimiento de los derechos civiles.

A pesar de todo esto, Wilma Rudolph se inscribió en la universidad, y procedió a ganar cuatro medallas olímpicas en carrera, transformándose en la primera mujer norteamericana en ganar tres medallas de oro en una misma olimpiada.

La niñita que comenzó su vida usando un aparato ortopédico se convirtió en la mujer más rápida del mundo, siendo apodada “la gacela negra”.

Wilma Rudolph

Historias como las de Wilma abundan entre gente altamente exitosa. Historias de coraje, perseverancia y determinación contra viento y marea. Tal como la mítica ave fénix, hay quienes parecen nutrirse de sus cenizas para renacer más fuertes y vigorosos.

Tales historias nos sorprenden y nos hacen preguntarnos, ¿Por qué algunos logran conseguir lo imposible mientras otros, con menos dificultades, perecen en intentos más modestos? ¿Acaso tienen un poder secreto?

Sí - Todos ellos comparten una increíble resiliencia.

Incluso los superhéroes de ficción - Bruce Wayne, Clark Kent, Peter Parker - necesitan echar mano de sus reservas de resiliencia para sobreponerse a sus pérdidas y reveses emocionales, transformándose así en los héroes que están llamados a ser.

Pero, ¿qué es la resiliencia?

La resiliencia es un reservorio mental de fortaleza a la que echamos mano durante momentos de estrés severo, para no desmoronarnos. Es un mecaniso de sobrevivencia que nos ayuda a sobrellevar el estrés en tiempos de dificultad.

Los desafíos de la vida vienen en diferentes formas: abuso parental, acoso escolar, bajo nivel socioeconómico, ambiente social de riesgo, desventajas físicas, etc. 

Sin embargo, un evento por sí mismo no es suficiente para desmoronarnos - lo que importa es la intensidad y la duración del estresor, y nuestra propia percepción acerca de él.

Con 9,5 Mw, el terremoto de Valdivia, Chile, en 1960, fue el más fuerte jamás registrado.

La psicóloga de desarrollo Emmy Werner descubrió, en un estudio de 1989 enfocado en niños en riesgo, que aunque algunos elementos que otorgan resiliencia eran casuales (por ejemplo, tener un ambiente familiar de apoyo), la mayoría eran psicológicos y relacionados a cómo el niño respondía a su ambiente (lo que los psicólogos llaman “locus de control interno”).

Los niños resilientes en su estudio creían que ellos -y no sus circunstancias externas- afectaban sus propios logros. Ellos estaban en control de sus vidas.

Este hallazgo es replicado por los del psicólo clínico George Bonnano, quien postula que, aunque todos compartimos el mismo sistema fundamental de respuesta al estrés, algunos de nosotros lo usamos más eficientemente que otros. 

Y la razón de esto es simplemente nuestra propia percepción - la forma en la que percibimos y clasificamos el evento, desafío o problema.

Así pues, los eventos estresantes o traumáticos y la adversidad en sí misma no predicen los resultados en la vida. Se vuelve predecibles sólo si existe una respuesta negativa (una profecía auto-cumplida).

Por ejemplo, si Wilma Rudolph se hubiése dicho a sí misma que nunca lograría nada porque era una niña de color lisiada, nunca habría logrado nada. En cambio, vió más allá de sus limitaciones, rehusando a sucumbir ante la adversidad - y logró lo imposible.

La percepción es clave para la resiliencia.

La manera cómo se aborda un evento (como algo positivo, negativo, traumático, etc.) y la forma en que uno se ve a sí mismo (como una víctima, o a cargo de la situación) hacen toda la diferencia entre desarrollar o no este importante mecanismo para sobreponerse a las adversidades. 


Todos parecemos necesitar nuestra dosis de dificultades para desarrollar habilidades personales importantes que nos ayudarán a tener éxito en la vida.

Estudios han demostrado que niños que crecen sin problemas y tienen todas sus necesidades cubiertas, con frecuencia crecen tiránicos, sin ambición, disciplina o dirección.

Los padres sobreprotectores que continuamente tratan de allanar el camino y suavizar los golpes de la vida a sus hijos, en realidad les hacen un flaco favor, al no dejar que desarrollen su propia resistencia, y desarrollen importantes herramientas para desenvolverse en la vida

De hecho, un comienzo difícil en la vida puede darle a los niños una habilidad inesperada.

El psicólogo Marvin Eisenstadt tomó muestras al rándom de 573 personajes de entradas enciclopédicas, y encontró que casi la mitad de ellos había sufrido la muerte de un padre antes de los 20 años. 

Aunque este es un ejemplo extremo, ilustra el hecho de que enfrentarse a dificultades durante la niñez no significa necesariamente llevar una vida miserable más adelante.

En los años 40, millones de niños a través de Europa sufrieron la devastación de la segunda guerra mundial. Sin embargo, a pesar de la escaces, el trauma y la niñez rota, la mayoría logró reconstruirse, y continuar con vidas normales y bien ajustadas. 

Muchos incluso se convirtieron en individuos altamente exitosos, tales como Audrey Hepburn, Karl Lagerfeld, Sir Patrick Stewart, y Krysztof Kieslowski. 

La historia está llena de tales ejemplos, tales como el emperador Romano Claudio, Abraham Lincoln, Maya Angelou, Frida Kahlo, Paul McCartney, John Lennon, Walt Disney, Henry Ford, Charlie Chaplin, Coco Chanel, Oprah Winfrey, Dolly Parton, Malala, etc. por nombrar sólo algunos.

Niños de Londres en trincheras durante la segunda guerra mundial 

Por supuesto, ésto no debe ser una apología para imponer dificultades y estrés innecesario a los niños, pero demuestra que la visión personal, la fortaleza mental, y la perseverancia van de la mano con el éxito y los logros.

De hecho, sufrir reveses puede en verdad hacernos más exitosos. Es un secreto compartido por los mejores atletas y muchos empresarios exitosos.

El economista de la Universidad de Virginia, Adam Leive, reunió una base de datos de ganadores de medallas olímpicas entre 1846 y 1948, y comparó la vida de los atletas después de los juegos.

Sus resultados fueron sorprendentes: aquellos que ganaron medallas de plata vivieron más tiempo y tuvieron vidas más exitosas que aquellos que ganaron medallas de oro.

Haber quedado de segundos los hizo más ambiciosos en sus carreras, y encontraron trabajos mejor pagados. Para cuando llegaron a la edad de 80 años, la mitad de ellos seguía vivos, comparados con sólo un tercio de los medallistas de oro.

Un estudio publicado en la revista científica “Physics and Society” por Yang Wang, Benjamin Jones y Dashun Wang también encontró resultados similares entre científicos que aplicaron a becas: aquellos cuyas propuestas no fueron aceptadas por una fracción (perdedores cercanos), perseveraron y publicaron estudios de mayor impacto que quellos que estuvieron más cerca de obtener las becas (casi ganadores), quienes simplemente desaparecieron.

Ciudadanos de Berlín reconstruyendo la ciudad después de bombardeos, 1945

En ambos casos, la perseverancia fue clave. 

Aquellos catalogados como perdedores cercanos, se sintieron impulsados a redoblar sus esfuerzos y así lograr sus metas. Del otro lado, la experiencia de casi ganar pareció instalar un sentimiento de logro que satisfizo a los otros individuos, y paralizó sus esfuerzos. 

Sin embargo, la resiliencia puede cambiar con el tiempo.

El estudio de Werner concluyó que, incuso cuando se tiene resiliencia, los estresores pueden ser tan intensos que la resiliencia del individuo se ve sobrepasada, hasta quebrarse.

Además, si cambiamos nuestra percepción y vemos los desafíos como amenazas - exagerando, rumiando y sobredimensionando los problemas -, podemos debilitar nuestra propia resiliencia, debilitándonos y haciéndonos más proclives a ser afectados negativamente (traumatizados).

En el lado positivo, la resiliencia puede ser desarrollada en cualquier punto de la vida.

¿Cómo Aprendemos a Ser Resilientes? 

Todo está en la mente.

El neurocientífico Kevin Ochsner ha demostrado que enseñar a la gente a replantearse los conceptos que asocian con los estímulos, cambia la manera en que los experimentan y reaccionan ante dichos estímulos. Su estudio es replicado por los hallazgos del psicólogo Martin Seligman, pionero de la ‘Psicología Positiva’. No sólo este entrenamiento ayuda a la gente a regular mejor sus emociones, sino que sus resultados son a largo plazo.

Las habilidades cognitivas que forman la base para la resiliencia pueden ser aprendidas, creando así resiliencia através del tiempo.

La manera en la que lidiamos con un problema tiene mucho que ver en cómo el problema nos afectará.

En vez de paralizarse, sumirse en la autocompasión, o jugar a ser víctimas, las personas resilientes confrontan los desafío de frente, convencidos de que lograrán sobreponerse a ellos.


Aunque esta fortaleza mental no proteje a los resilientes de sentirse estresados o desmoralizados, éstos no pierden tiempo aferrándose a la decepción o la derrota - se mueven rápidamente para cambiar activamente sus resultados.

Varios factores contribuyen a esta habilidad de rebotar. 

Aunque algunos de ellos son innatos (por ejemplo, tener una personalidad alegre), o suerte (tener una familia que apaña), la mayoría pueden ser aprendidos, dado que es la actitud individual la que alimenta la resiliencia.

Por ejemplo:

    * Tener una visión positiva de sí mismo y de sus habilidades

    * Creer que se está en control de su propia vida

    * Verse como un ganador/luchador/sobreviviente, nunca como víctima

    * Saber que las condiciones externas no definen quiénes son

    * Manejar sus propias emociones efectivamente

    * Ser capaz de trazar planes realistas y llevarlos a cabo hasta el final

La resiliencia es un acto de fortaleza mental y, tal como un atleta necesita entrenamiento para prepararse para una competencia, la resiliencia también requiere de entrenamiento constante.    

He aquí Siete Pasos para Lograr la Resiliencia:

1.-Cambie su Actitud Mental

La forma en que conceptualiza los problemas dice mucho acerca de su nivel de resiliencia. ¿Es ese problema un desafío insuperable o una oportunidad para crecer y aprender nuevas habilidades? ¿Qué tan bien acepta los desafíos y las críticas? ¿Confía en su fortaleza para cambiar las cosas a su favor, o siente la necesidad de atacar a otros para vengarse?

Una actitud resiliente evade trampas tales como la autocompasión, la venganza, jugar a la víctima o culpar a otros. Los individuos resilientes saben que incluso las peores situaciones son pasajeras (el sol volverá a salir), y consiguen ver el lado positivo y las oportunidades en cada situación.

Es importante que los niños aprendan esta actitud temprano en la vida, viendo los desafíos como oportunidades para crecer, desarrollar habilidades y fortalezas, y no quedarse pegados en emociones negativas, tales como la venganza, la envidia, el autodesprecio, etc.

2.-Ríase

La risa y el humor son dos de las herramientas más utilizadas por la gente resiliente. Van de la mano con una actitud positiva ante la vida.

En vez de sumirse en pensamientos depresivos, las personas resilientes encuentran una forma de burlarse y reírse de sus problemas. No sólo la risa tiene un efecto físico benefico, al liberar endorfinas y aumentar la ciruclación sanguínea, sino que también esconde una actitud mental fuerte, capaz de ver el lado luminoso hasta en las nubes más oscuras.

"Riendo en la Lluvia" - Fine Art Gallery

3.-Tenga un Círculo de Apoyo

Incluso el individuo más hábil y resiliente se apoya en otros: un círculo de amigos, familiares, vecinos, etc. Tener una ‘base de apoyo’ (incluso si es una sola persona) le proveerá de estabilidad y consuelo. 

Además, hablar con ellos puede darle nuevas ideas, acceder a una mayor comprensión, ver otros puntos de vista, e incluso crear conexiones para hallar a alguien que pueda ayudarle.

4.-Enfóquese en lo que Puede Controlar

A veces es tentador pensar que la situación está fuera de nuestro control. Algunos eventos sin duda parecen estar fuera de nuestras manos. Pero siempre hay al menos una cosa en la que podemos trabajar, incluso si es sólo controlarnos a nosotros mismos.

Actuar, en vez de simplemente dejarnos invadir por la angustia, nos da un sentido de propósito y control. Tomar medidas realistas para mejorar una situación puede reducir nuestros niveles de ansiedad, y ayudarnos a lidiar más efectivamente con un evento estresante.

5.-Mantenga un Estilo de Vida Sano

La mente el cuerpo y el alma interactúan interminablemente y, como finas piezas de una maquinaria, están ensambladas juntas - la condición de una inevitablemente impactará a la otra. 

Las toxinas, las drogas, la comida chatarra, los narcóticos y otras substancias nocivas interfieren con las funciones naturales del cuerpo, impactando negativamente en su capacidad de trabajar efectivamente.

Una mente sana y un cuerpo sano serán más resilientes, y a su vez conducirán a una actitud mental más fuerte.

6.- Practique un Deporte

Los atletas desarrollan su fortaleza mental tanto como entrenan sus cuerpos. La resiliencia es una actitud mental que se beneficia de la práctica constante de deportes que requieren tenacidad y autocontrol, tales como escalada, yoga, gimnasia, artes marciales, surf, etc.


7.- Inspírese

Tener un héroe o modelo a seguir puede inspirarlo através de la resiliencia de otros. Conocer cómo personas exitosas se han sobrepuesto a la adversidad puede inspirarlo a batallar durante tiempos difíciles, y darle un ejemplo a seguir. 

Personajes tales como Ana Frank, Malala, Stephen Hawkins y Jackie Robinson han inspirado a millones a alcanzar sus metas. Encuentre un héroe o modelo a quien admire, e inspírese en su resiliencia para perseverar y alcanzar su meta.

"Lo que no nos mata nos hace más fuertes" 

Aunque algo extrema, la cita de Friedrich Nietzsche resume la idea básica de la resiliencia. Tenerlo todo demasiado fácil nos hace blandos y autocomplacientes. Necesitamos estrés para activar nuestro mecanismo de fortaleza emocional y desarollar nuestra resistencia.

Los levantadores de pesas y los gimnastas saben que, para que el músculo crezca y se desarrolle, debe primero ser traumatizado. Las pequeñas roturas causadas por el impacto son remplazadas por fibras más fuertes que al final darán paso a músculos más fuertes.

Lo mismo es cierto para nuestra fortaleza mental - lo que hacemos con las pequeñas roturas en nuestra vida es lo que determina su nivel de beneficio. ¿Permitirá que un impedimento lo hunda o le dé más energía? Todo depende de nuestra propia percepción, determinación y perseverancia.


Las dificultades sacan a relucir nuestra inventiva y expanden nuestra capacidad de hacer frente a los problemas. Aunque una dificultad larga y severa puede ciertamente causar trauma, los reveses temporales deberían impulsarnos a sacar lo mejor de nosotros mismos - creatividad, inventiva, flexibilidad, la capacidad de sortear las olas.

Como ocurre con otras estrategias mentales, la resiliencia puede enseñarse y ser aprendida a cualquier edad, pero mientras más temprano desarrollemos estos mecanismos psicológicos, más aptos seremos para sobrellevar los obstáculos grandes y pequeños de la vida, volviéndonos así individuos más exitosos, aptos y satisfechos.


Fuentes: NewYorker, Very Well Mind, BBC.

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