La Perdurable Sabiduría de las Fábulas

Arte por Charles Santore

Las fábulas son cuentos cortos que contienen una moraleja o lección práctica para la vida. Son similares a las parábolas, con la única diferencia que las fábulas con frecuencia - aunque no siempre - estan personificadas por animales parlantes, quienes personifican algunos arquetipos humanos. Por ejemplo, el zorro es astuto, el asno es estúpido, el caballo es noble, el león es poderoso, etc.

Las fábulas más antiguas en registro están atribuídas a Esopo, un esclavo educado que vivió en la antigua Grecia en el siglo V A.C. Algunas de sus fábulas más famosas son “La Liebre y la Tortuga”, “La Hormiga y la Cigarra”, y “El León y el Ratón”.

Tal como las parábolas, las fábulas se usaron desde tiempos antiguos para divertir y educar tanto a adultos como a niños, pero debido probablemente a su conexión fantástica con animales parlantes, con el pasar de los siglos el rol educador de las fábulas fue relegado a la literatura infantil.

Sin embargo, las fábulas son una forma estupenda de aprender y recordar verdades básicas e importantes lecciones para la vida, sin importar la edad.


La Cigarra y la Hormiga

Pasadas mayormente de forma oral durante la edad media, y recopiladas durante el renacimiento, las fábulas tuvieron nueva vida durante la Era de la Iluminación, cuando emergieron muchos ilustres fabulistas en Europa para contribuir al movimiento educacional de la época.

Entre algunos de los autores de fábulas más famosos de ésta época estan Félix María Samaniego y Tomás de Iriarte en España, Jean de la Fontaine en Francia, Lorenzo Pignotti en Italia, y John Gay en Inglaterra.

Debido a su caracter educativo, las fábulas fueron con frecuencia escritas en verso, para ayudar a que los niños las memorizaran gracias a la rima, y usaron humor e ingenio para ayudar a popularizar su mensaje.

Debido a su antiguedad, las fábulas de Esopo han sido recontadas un sinnúmero de veces, a veces por otros fabulistas como de la Fontaine y Samaniego, y no sabemos con certeza sus palabras exactas, pero la historia y moraleja final permanecen inalterables.

He aquí cinco fábulas de Esopo, Samaniego, de la Fontaine, Gay, e Iriarte.


Esopo - El León y el Ratón

Arte por Jerry Pinkney

Hubo una vez en que el poderoso león estaba dormido, cuando un ratoncito empezó a correrle encima sin cesar. Molestado en su descanso, el león se despertó enojado, atrapó al ratón bajo su garra y abrió las fauces para comérselo.

"¡Perdona, Oh, rey!" gritó el ratoncito. "Por favor, perdóname y nunca lo olvidaré. ¿Quién sabe en lo que pueda ayudarte uno de estos días?"

Al león le divirtió tanto la idea de que el ratoncito puediera ayudarlo que lo dejó ir.

Algún tiempo después, el león fué capturado en una red de cazador. Todos sus denodados esfuerzos por liberarse fueron en vano. Inmobilizado y alzado en la rama de un árbol, el león rugió enojado mientras los cazadores iban a buscar un carro para llevárselo.

Pero entonces, justo pasó por ahí el ratoncito. Viendo el aprieto en el que se encontraba el león, y recordando su promesa, el ratoncito fué raudo hasta él y royó las cuerdas de la red.

En segundos el león estuvo libre, y él y el ratoncito salieron huyendo de los cazadores.

Moraleja: Sé gentil con todos sin importar su posición social o apariencia - nunca se sabe quién puede ayudarte en caso de necesidad en el futuro.


Félix María Samaniego - La Lechera


Llevaba en la cabeza                                              Llevárelo al mercado; sacaré de él buen
una lechera el cantaro al mercado                        dinero. Compraré de contado
con aquella presteza                                               una vaca robusta y un ternero,
aquel aire sencillo, aquel agrado,                          Que salte y corra toda la campaña
que va diciendo a todo el que lo advirte:              haste al monte cercano a la cabaña.

¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!              Con este pensamiento,
                                                                                   enajenada, brinca de manera
Porque no apetecía                                                 que a su salto violento
más compañía que su pensamiento,                     el cantaro cayó. ¡Pobre lechera!
que alegre le ofrecía                                               ¡Que compasión! Adiós leche, dinero,
inocentes ideas de contento,                                 huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
marchaba sola, la feliz lechera;
y decía entre sí de esta manera:                            ¡Oh, loca fantasía,
                                                                                   qué palacios fabricas en el viento!
“Esta leche vendida,                                                Modera tu alegría;
en limpio me dará tanto dinero,                            no sea que saltando de contento,
y con esta partida                                                    al contemplar tu dichosa mudanza,
un canasto de huevos comprar quiero,                quiebre su cantarillo la esperanza.   
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantanto el pío pío".                            No seas ambiciosa
                                                                                  de mejor y más prospera fortuna;
Del importe logrado                                               que vivirás ansiosa
de tanto pollo mercaré un cochino;                     sin que pueda saciarte cosa alguna.
con bellota, salvado,                                               No anheles impaciente el bien futuro,
berza, castaña engordará sin tino                        mira que ni el presente esta seguro.
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga”.

Moraleja:
No hagas planes futuros contando con lo que aún no se tiene. Mantén los pies en la tierra y disfruta del presente.


Jean de la Fontaine - El Asno Llevando Reliquias


Un asno, con reliquias por carga,
supuso la procesión en el camino
dispuesta sólo para su paso,
y asumió altivos aires,
recibiendo como suyo
plegarias e incienso.
Alguien, viendo su gran error,
dijo, "Señor burro, no os
hagáis tamaño tonto. No es
a vos a quien reverencian, sino a vuestra carga,
alaban pues ellos los ídolos en vuestro lomo,
y os cuentan solo como instrumento indigno”.

De un magistrado ignorante
Es la vestimenta la que se honra

Moraleja: Los necios se atribuyen glorias ajenas pensándolas propias.
 

John Gay - El Alfiler y la Aguja (Fábula XVI)


Un alfiler, en largo servicio de una belleza,                 Mejor es que te emplees,
Proficiente en labores de tocador,                                Y ayudes a la costurera en su labor.
formado su manga, ajustado su cabellera,                    Pero dime, ¿cómo creció la amistad
o dando a su lazo flamante aires,                                 Entre esa miserable piedra y tu?”
cerca de su corazón fue puesto,                                   “Amigo, dice la aguja, deja de culpar;
ahora a la cola de su manta rezagado:                          pues sigo verdadera fama y valor.
pero ¿ podría culpar a la fortuna,                                 ¿Conocéis el poder y el arte del imán
quien a sus amantes igual servía?                                 y las virtudes que puede impartir?
Alejado de todo honor;                                                  De sus talentos yo tomo parte,
por varios vericuetos de la vida pasó;                          ¿Quién puede tal amigo abandonar?

Bien brillando en el brazo de un sastre;                       Soy yo quien dirige al piloto
o en el chal de un pordiosero infante;                          Para evitar rocas y arenas traicioneras;
enfilado en el saco de un miserable,                            Por mí se conocen mundos distantes,
contribuyendo a su ingreso anual;                               Y la India es nuestra.
o elevado de nuevo de su bajo alcance,                       De haber crecido con costureras,
hace visitas en el coche del doctor;                             qué habría sido yo sino guía de hilos,
Aquí, allá, por varias fortunas echado,                        esclavizada como las agujas vulgares,
por fin perdido en Gresham Hall.                                sin mayor importancia que tú.”
Encantado con tanta maravilla,
A cada lado, arriba, abajo,

Ahora pregunta sobre esto y aquello,
Lo que menos comprende, admira.
Es claro, cada cosa le impresiona,
su cabeza de alfiler virtuosa.
“Decidme, qué es eso, estimado señor?”
“Una aguja,” dice el intérprete.
Conocía el nombre. Y así el tonto
se dirigió a ella como la herramienta del sastre:
“¡Una aguja con esa sucia piedra,
tan ociosa y llena de herrumbre!

Moraleja: No juzques por las apariencias. En cambio, sé sabio en aprender más en profundidad acerca de aquellos a quienes de otra forma despreciarías a primera vista.


Tomas de Iriarte - El Burro Flautista



                    Esta fabulilla,                                            En la flauta el aire       
                    salga bien o mal,                                       Se hubo de colar,
                    se me ha ocurrido ahora                            y sonó la flauta
                    por casualidad.                                          por casualidad.

                    Cerca de unos prados                               “¡Oh!” dijo el borrico,
                    que hay en mi lugar,                                “¡Qué bien sé tocar!
                    pasaba un borrico                                    Y dirán que es mala
                    por casualidad.                                         la música asnal!”

                    Una flauta en ellos                                   Sin reglas del arte,
                    halló, que un zagal                                   borriquitos hay
                    se dejó olvidada                                       que alguna vez aciertan
                    por casualidad.                                         por casualidad.

                    Acercóse a olerla        
                    el dicho animal,        
                    y dio un resoplido
                    por casualidad.        

Moraleja: Cuando no hay reglas, el que en algo acierta se cree una eminencia en la materia, sin serlo.
El Pez Dorado, cuento folklórico ruso.

Además de las fábulas, muchas culturas han desarollado sus propios cuentos con moralejas y sabiduría ancestral, pasados de generación en generación, y tejidos en la idiosincrasia de su folklor.

Entre estos podemos contar los cuentos de Tío Remus del Sur de Estados Unidos, los cuentos Panchatantra y Jakata de la India, los cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo de Venezuela, así como muchos cuentos folklóricos de Rusia, Ucrania y Polonia.

También, muchos cuentos de hadas, tales como los de los Hermanos Grimm (El Gato con Botas, Capecurita Roja, Hansel y Gretel) y Hans Christian Andersen (La Sirenita, La Vendedora de Cerillos, El Patito Feo, etc.) también contienen lecciones y moralejas, y aunque su extensión los excluden de ser fábulas, fueron y siguen siendo usados como herramientas educacionales entretenidas para los niños.


Las fábulas y los cuentos son una forma divertida y memorable de transmitir sabiduría centenaria y lecciones valiosas que podemos aplicar de por vida.

Nunca es demasiado pronto o tarde para disfrutarlos y refrescar su sabiduría atemporal, o pasarla a nuevas generaciones para su propio disfrute y formación moral.

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Fuentes: Biblioteca Virtual Cervantes, TalesWithMorals.com, Wikipedia.

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