Los Beneficios y Peligros del Indiviualismo


El diccionario Oxford define el individualismo como ‘el hábito o principio de ser independiente y depender de uno mismo’, dos de los valores personales más apreciados en la sociedad moderna.

Todos quieremos ser independientes y autónomos, y se supone que todos debemos serlo.

A diferencia de otras especies, los humanos poseemos libre albedrío: podemos decidir si colaboramos con otros o trabajamos solos, seguimos las reglas o nos quedamos fuera del sistema, si seguimos nuestro propios intereses o seguimos la corriente.

Algunos de los avances mas importantes en el mundo han venido de individuos que se han atrevido a seguir sus propias ideas, han roto el molde y han pensado fuera de los esquemas.

Sin embargo, el individualismo es un arma de dos filos.

Puede ser una fuente de fuerza, independencia e innovación, pero también puede crear serios problemas personales y sociales, desde soledad y depresión, hasta falta de empatía e incluso de desórdenes sociopáticos.


Para ilustrar ésto, les contaré una breve historia.

Una vez, de regreso a casa tomé el elevador de mi edificio, pero entonces noté que venía una chica. Detuve el ascensor para que pudiera entrar, pero a pesar de mi cortesía, ésta no me saludó, ni me agradeció, ni siquiera hizo contacto visual conmigo. Las dos éramos las únicas en el pequeño ascensor, pero ella me ignoró por completo, concentrándose en su celular, dándome la espalda e incluso empujándome fuera de su camino, borrándome por completo de su mundo. Cuando me quejé de su falta de modales, su increíble respuesta fue un indiferente: “No te ví”.

Tal como la chica de esta historia verdadera, hay muchos quienes, a pesar de no tener problemas visuales, no pueden ver a nadie ni nada más allá de sí mismos.

Son individualistas extremos.


Por supuesto, no todos los individualistas son groseros, pero muchos dejan de lado los buenos modales , olvidando que son esenciales en cualquier sociedad, y con frecuencia relegan al resto de mundo a un segundo plano, lo cual puede herir sensibilidades, causar resentimientos y ocasionar toda suerte de problemas.

Curiosamente, mientras la población de la tierra se incrementa y nuestro espacio personal se hace más reducido, ha habido un incremento paralelo en el individualismo.

En vez de volverse más consideradas y cooperadoras, nuestras sociedades se han vuelto más enfocadas en los logros personales y en las ganancias individuales.

Pero ¿Por qué puede ser peligroso el individuaismo?


“El individualismo sin restricción
es la ley de la bestia de la jungla.”
-Mahatma Gandhi


El individualismo excesivo con frecuencia va unido a rasgos antisociales, tales como vanidad, narcisismo y egoísmo, los cuales pueden causar ostracismo social y la eventual isolación del individuo. A su vez, esto puede llevar a problemas psicológicos, desde depresión y ansiedad a tendencias sociopáticas.

La actitud de ‘yo primero’ de los individualistas no sólo es molesta - también debilita el tejido social al establecer la noción de que la suma de las partes (la comunidad) no es tan importante como sus piezas individuales.

Tal como en “El Principito”, los individualistas parecen vivir en sus propios planetas personales, con población de ‘uno’, perpetuamente enfocados en sí mismos y en sus propias necesidades, problemas y ambiciones.


Junto con la indiferencia, el individualismo a ultranza es una de las actitudes personales más destructivas para la estabilidad y cohesión de la sociedad.

Y sin embargo, parece que estamos constantemente empujados hacia las actitudes individualistas desde la infancia.

Desde nuestros primeros años, constantemente estamos recibiendo mensajes de que debemos destacarnos de la multitud, establecer nuestras propias reglas, ser nosotros mismos y no una copia, debemos hacer nuestro propio camino, etc. La vida es dura, nos advierten los adultos a nuestro alrededor, así es que debemos ser agresivos, competitivos, ambiciosos, osados, fuertes.

Los libros y películas infantiles están llenos de imágenes de personajes empoderados, independientes y decisivos, con frecuencia enfatizando al mismo tiempo que cada uno de nosotros es ‘único’ y ‘precioso’, en un esfuerzo por construir nuestra autoestima desde una edad temprana.

Y sin embargo, otros rasgos formadores de carácter, tales como el trabajo en equipo, la colaboración, la generosidad y el buen corazón, rara vez reciben la misma atención.


Este cúmulo de individualismo continúa durante nuestra adolescencia, con entretenimiento de todos tipos llenos de mensajes de agresividad, desafío y actitudes de ‘yo primero’.

Libros y películas como “Maze Runner” y “Los Juegos del Hambre” hacen dinero a costa de las ansiedades sociales de los adolescentes, con historias que enfatizan la importancia de las búsquedas y logros individuales en situaciones distópicas de vida o muerte.

Estos se han vuelto enormemente exitosos al reflejar cómo muchos, jóvenes y adultos, se sienten en la sociedad actual: solos, en peligro, un poco paranóicos, incapaces de confiar en nadie, y sólo contando con ellos mismos para sobrevivir.

Las redes sociales solo han exacerbado el problema en años recientes, a través del empuje constante hacia la auto-exposición, el autobombo y la competencia por atención, jugando con nuestra necesidad de aceptación y auto-estima mientras nos entrega un falso sentido de ‘comunidad’.

Todo este influjo de los medios reflejan nuestras propias ansiedades. Pero como las ficciones que son, también presentan una falsa perspectiva de la realidad, contribuyendo a la percepción distorsionada del mundo, especialmente cuando la audiencia no logra hacer una distinción clara.


Sin embargo, en dosis saludables, el individualismo también puede ser positivo.

Ser autónomo, fuerte, independiente y capaz son todas excelentes cualidades, así como lo es tener un saludable sentido del valor propio.

Pero, en exceso, estas actitudes pueden llevarnos a otros rasgos no tan deseables, tales como el egoísmo y narcisismo, y a la falsa y peligrosa suposición de que no necesitamos de nadie.

La tecnología solo ha exacerbado este sentido de autonomía.

A diferencia de cualquier otra generación anterior, hoy en día tenemos todo al alcance de la mano. Gracias a internet y los servicios en línea, podemos comprar cosas, encontrar información, aprender, encontrar mapas y ubicaciones, entretenernos, viajar, trabajar, hacer conexiones, etc.

Todo lo que necesitamos es dinero en el banco y una buena conexión a internet para resolver todo lo que necesitemos

No necesitamos de nadie. ¿O sí?


Como dice el viejo adagio, ningún hombre es una isla. Sin importar qué tan independientes nos sintamos, aún dependemos de las ordenadas cadenas de la sociedad para vivir y alcanzar nuestras metas.

Incluso la más pequeña de nuestras acciones diarias causa un impacto a nuestro alrededor y depende de la cadena de acciones de muchos otros para asegurar un flujo normal y estable.

Pero nuestra conveniencia personal no es la única razón que tomar en cuenta cuando se trata de medir nuestro individualismo.

Es un hecho probado que el trabajo en equipo reditúa resultados más rápidos y más satisfactorios que los esfuerzos individuales, y que asociarse con otros - sumando talentos, conexiones y experiencia- ayuda a facilitar el proceso de consecusión de metas de cada uno de sus individuos.


Un buen ejemplo de esto son las startups, en las cuales usamos la tecnología para dispersar nuestras ideas y proyectos, establecer nuevas conexiones, y ganar apoyo logístico y financiero en empresas colaborativas para la creación de una compañía o servicio.

Cientos de volúmenes se han escrito acerca del individualismo y sus efectos en la política, la economía, la filosofía y la sociedad, generalmente en contraste a su opuesto - el colectivismo.

Aunque el colectivismo es una actitud positiva en el sostenimiento de una comunidad, tal como ocurre con el individualismo, el exceso de colectivismo también tiene su lado negativo, con frecuencia conduciendo a la tiranía, la opresión y la eliminación del individuo.


¿Cuándo es el individualismo un problema?

* Cuando perdemos la empatía o la capacidad de preocuparnos por los demás.
* Cuando perdemos la habilidad de trabajar como parte de un equipo.
* Cuando nos apegamos tanto a nuestros puntos de vista que rehusamos aceptar otras opiniones, otras posibilidades, otras formas de trabajar o de hacer las cosas.
* Cuando valoramos más nuestros propios intereses que los del beneficio colectivo de la comunidad.
* Cuando creemos y sentimos que sólo los problemas que nos afectan directamente importan (‘si no me afecta a mí, no es mi problema’)
* Cuando olvidamos que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás.
* Cuando ponemos en peligro o dañamos a otros en el camino a nuestras ambiciones.
* Cuando pensamos que ‘las reglas son sólo para los demás’.


“El individualismo, o la percibida separación
de la sociedad, es tan absurdo como el suicidio.”
-León Tolstoy


Entonces, ¿es el individualismo una actitud tóxica? Como muchas cosas en la vida, la respuesta no subyace en una opción de si-o-no, sino en un sano punto medio, algo que algunos expertos han venido a llamar ‘individualismo ético’.

Idealmente, deberíamos ser tan individualistas como sea necesario para reforzar nuestras habilidades para el beneficio del grupo o de la sociedad en general.

El sano individualismo ayuda a florecer a los talentos, descubre líderes naturales, y crea un ambiente propicio para la innovación y el pensamiento creativo.

Tal como un cierto nivel de colectivismo es necesario para mantener en movimiento a una sociedad sana y fuerte, una cierta dosis de individualismo también es necesaria para nutrir y reforzar al individuo.

El éxito y fortaleza de cada comunidad se basa en el balance de estos dos extremos.

Hay muchas cosas que podemos hacer por nosotros mismos, y en estupendo apreciar nuestras fortalezas y nuestra independencia, recordando que todos somos parte de un todo, y que cada uno de nuestros talentos individuales pueden contribuir para hacer de éste un mejor mundo para todos.

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