Jacques Cousteau - Defensor de los Mares

Pocas personas han tenido mayor influencia en el avance de las causas ecológicas, y en el estudio y exploración de la vida natural como el capitán de la Armada Francesa, explorador, oceanógrafo, investigador marino, inventor y cineasta Jacques Cousteau.

Cuando comenzó sus exploraciones marinas en 1943, poco se conocía acerca de los efectos de la acción humana sobre el planeta. Se asumía que la naturaleza se cuidaría sola, sin importar qué hiciera el hombre. Los recursos naturales se explotaban sin límite o restricción, y términos tales como ‘ecología’, ‘conservación’ y ‘reciclaje’ no eran usados, y eran desconocidos para la gran mayoría de la gente.

Aunque los naturalistas, como Charles Darwin, habían publicado importantes libros científicos desde la era Victoriana, incluso en la segunda mitad del siglo XX, los ecologistas eran vistos como hippies y alarmistas que portaban letreros de “Salven a las Ballenas” y símbolos de paz.

En este escenario, Cousteau fue un pionero de la conservación marina, y un defensor de la ecología y la conservación del planeta. 

En una época en que incluso los científicos no hablaban de estos temas, Cousteau fue un firme opositor a la energía atómica, alertó sobre los peligros de la sobrepoblación humana, y fue uno de los primeros en hablar en favor de los océanos como la fuente de toda la vida.  


Nacido en Francia en 1910, Jacques Yves Cousteau fue un niño enfermizo a quien su doctor le recomendó la natación como una forma de mejorar su salud. Esto, y el regalo de su padre de una cámara de filmación a los 13 años, se convirtieron en el comienzo de pasiones para toda la vida.

A la edad de 20 años, Jacques se enroló en la Escuela Naval Francesa. Cuando un accidente fracturó sus brazos y destruyó sus aspiraciones de convertirse en piloto naval, un doctor le recomendó nadar como ejercicio de rehabilitación.

Fue entonces que Cousteau comenzó a bucear, utilizando por primera vez el visor Fernez, el cual abrió sus ojos a las maravillas de la exploración submarina.

En 1943, él y su vecino, Marcel Ichac, hicieron la primera película submarina francesa, “Par dix-huit metres de fond”, por la cual compartieron el primer premio del Congreso de Películas Documentales. 

Cousteau, el Inventor

Pero si Cousteau era un oficial naval con la mente de un científico y cineasta, también era un magnífico inventor.

Desde su primera experiencia de filmación submarina, Cousteau tenía ideas muy precisas de lo que quería filmar y cómo. Cuando no encontró el equipo necesario para llevarlas a cabo, los inventó él mismo, con la ayuda de ingenieros y especialistas.

Uno de los principales inconvenientes para las filmaciones de Cousteau, era el breve período de tiempo que el equipo de submarinismo de la época le permitía estar bajo el agua. Él quería quedarse más tiempo, pero sin perder la mobilidad y cercanía del buceo. 

Así, en 1943 junto al ingeniero francés Emile Gagnan, Cousteau ideó el Aqua-Lung: dos tanques de oxígeno regulado que permitían sumergirse por mucho más tiempo que cualquier otro equipo anterior.

Diseño del Aqua-lung de 1949

Cousteau usando el Aqua-Lung en 1953

Este primer prototipo sufriría diferentes modificaciones y adiciones a través de los años, siendo el precursor de los equipos de submarinismo de circuito abierto usados hoy en día. 

Más adelante, en 1959, Cousteau colaboró en el desarrollo del "SP-350 Platillo Sumergible", apodado “Denise”. 

Hasta entonces, la exploración submarina estaba limitada a jaulas sumergibles y buceadores, ambos con limitaciones de tiempo y mobilidad. 

El “Platillo Sumergible” de Cousteau podía sumergirse hasta 350 metros bajo el mar, por 4 -5 horas, y permitió la exploración exhaustiva del piso oceánico, otorgando vistas del fondo de los mares como nunca antes habían sido vistas.

El “Platillo Sumergible” fue presentado por primera vez en 1959 en el Congreso Internacional de Oceanografía de Nueva York. En una época en que todavía faltaban diez años para que el hombre pisara la luna, el diseño de la nave sorprendió a todos como algo de otro mundo.


En 1983, junto al profesor Lucien Malavard y el ingeniero Bertrand Charrier, Cousteau diseñó el primer barco equipado con una vela mecánica, llamada el Sistema Turbovela

En vez de velas regulares, la nave llevaría torres cilíndricas que, gracias a su mecanismo interno, transformaría la energía del viento en fuerza de propulsión. Cousteau bautizó al primer barco en usar este mecanismo “Alción”, por la hija de Eólo, el dios de los vientos en la mitología griega.

La visión de Cousteau incluso imaginó las primeras colonias humanas submarinas sustentables : Precontinente I al III, también conocidas como “Conshelf”, como abreviación de 'Placa Continental' (Continental Shelf, en inglés).

Tal como una base en el espacio, el proyecto de cinco partes acogería a un grupo de científicos que llevarían a cabo extensivas investigaciones submarinas por largos períodos de tiempo.

Aunque el proyecto terminó siendo demasiado ambicioso para su época y sólo tres partes llegaron a ser completadas, logró probar que los humanos podían vivir bajo el agua, y realizó importantes descubrimientos que se usan aún hoy en día en el entrenamiento de astronautas, sentando las bases para futuros proyectos de colonias fuera de tierra firme.


Además de todos estos, Cousteau también diseñó otros equipos de submarinismo y pequeñas tecnologías para el buceo, tales como estuches submarinos para sus cámaras de filmación, cámaras fotográficas anfibias, luces especiales para filmar bajo el agua, etc.

Las tecnologías innovadoras de Cousteau permitieron el avance de la exploración y estudio de los océanos como nunca antes.

De Regreso a los Comienzos

Luego del éxito de su primera película, la marina francesa enroló a Cosuteau en una expedición marina para buscar el naufragio de la nave Romana “Mahdia”, hundida en el siglo I en las costas del Mediterráneo.

Después de completar esta expedición, en 1949 Cousteau se retiró de la marina francesa para llevar a cabo sus propias expediciones científicas.
 
Al año siguiente, fundó la Compañía Francesa Oceanográfica (FOC), y rentó al magnate Británico y filantropista Thomas L. Guinness un ex-barco minero de la marina Británica, por la suma simbólica de 1 Franco al año. 

Equipado con un puerto para helicópteros, y grúas que ayudarían a lanzar botes y otros equipos submarinos, el barco era perfecto para las intenciones expedicionarias de Cousteau. 

El barco (llamado “Calypso”, por la diosa ninfa, reina de la isla de Ogigia, que rescata a Odiseo de un naufragio en “La Odisea” de Homero ) fue convertido en un laboratorio por Cousteau, de forma de poder llevar a cabo experimentos oceanográficos mientras surcaban los mares.


Durante sus primeras exploraciones marinas a bordo del Calypso, Cousteau filmó lo que se convertiría en su primera película de larga duración, “El Mundo Silencioso”. 

La película, dirigida por Louis Malle, mostraba imágenes del océano y de la vida marina como nunca antes habían sido vistas. En 1956 ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, y al año siguiente recibió el Oscar por Mejor Documental.
        

Cousteau dirigiría más de 1000 películas de sus expediciones marinas, y hasta el 2004 fue el único documentalista en ganar la prestigiosa Palma de Oro.

En 1966, Cousteau comenzó a colaborar con las compañías de televisión norteamericanas, creando la serie de televisión “El Mundo Submarino de Jacques Cousteau”, el cual duró diez años, seguido por una segunda serie llamada “La Odisea de Cousteau”, la cual duró desde 1977 a 1982.

Ambas series fueron dobladas a varios idiomas y transmitidas en todo el mundo, popularizando la imágen de Cousteau, llevando sus descubrimientos y exploraciones, asi como las maravillas de los océanos y la vida marina a los hogares de cinco continentes.


En 1968, la aparición de Cousteau en el documental de National Geographic “Amazonas” incluso fue visto por 35 millones de espectadores. Una audiencia fenomenal sólo conseguida por eventos masivos, tales como el Super Tazón o los Premios de la Academia.

Además de las series de televisión, desde 1980 al 1982, Cousteau realizó apariciones regulares en el programa “Esos Increíbles Animales”, compartiendo su conocimiento de los ecosistemas marinos y la diversidad oceánica.

Estas apariciones en televisión y otros medios hicieron de Cousteau una figura familiar para el público general.

Aunque muchos criticaban a Cousteau por degradar sus investigaciones científicas con publicidad, no sólo éstas ayudaban a diseminar las ideas de la exploración oceánica y la conservación de la vida natural entre el público, sino que también ayudaban a financiar sus exploraciones alrededor del mundo.  
Los viajes legendarios de Cousteau fueron incluso saludados en 1975 por una canción de John Denver, dedicada al barco que se había vuelto tan famoso como el explorador mismo: “Calypso”.

John Denver - “Calypso” Video (3:40)


Denver donó todas las ganacias de su canción a la Fundación Jacques Cousteau para ayudarla avanzar en la protección y exploración de los mares.

Cousteau también escribió más de 50 libros sobre oceanografía y la conservación de los océanos, muchos de ellos para acompañar sus películas, entre ellos “El Mundo Silencioso”(escrito junto a Frederic Dumas), “El Mundo Sin Sol”, “Viaje al Borde del Mundo”, “Los Mares Vivientes”, “Buceando por Tesoros Hundidos”, y “El Humano, la Orquídea y el Pulpo”.   


Junto con sus exploraciones oceánicas, Cousteau también realizó otros descubrimientos, como encontrar en 1976 la ubicación del hundimiento del barco “HMHS Britannic”, y el naufragio del navio francés del siglo XVII “La Therese” en las aguas costeras de Creta. 

Cousteau Conservacionista

El amor de Cousteau por los océanos y su contacto cercano con la vida marina no sólo le permitieron explorar sus maravillas, sino también darse cuenta de los peligros que el progreso humano estaba imponiendo al planeta.

En 1960, Cousteau logró prevenir que una enorme cantidad de desechos necleares fueran lanzados al mar mediterráneo, un proyecto que ya había sido aprobado por el gobierno francés, e incluso apoyado por científicos.
 
Gracias a la creciente fama de Cousteau, su oposición al proyecto ganó apoyo popular, con cientos de mujeres y niños sentándose en las vías férreas para obstaculizar el paso del tren que llevaba los desechos a su destino.

La protesta pacífica funcionó, y el tren fue enviado de regreso con los desechos.

Jacques Cousteau y el director general de la UNESCO
Federico Mayor-Zaragoza, en 1968 (Foto: Dominique Roger)

En 1973, Cousteau registró la “Sociedad Cousteau para la Protección de la Vida Marina” en Estados Unidos, de forma de educar al público acerca de la importancia de proteger los océanos, y para asegurarse que su legado continuaría incluso después de su muerte.

En 1981, la “Fondation Cousteau” fue registrada en Francia, siguiendo los mismos ideales de la Sociedad Cousteau de Estados Unidos, creando así una red internacional dedicada a la protección de la naturaleza, y a la comunicación del conocimiento acumulado por Cousteau.

En 1990, Cousteau lanzó una petición global para salvar a la Antártica de la explotación minera. Su esfuerzo fue exitoso, manteniendo al continente libre de la amenaza minera por 50 años.

Sin embargo, al progresar el deterioro del planeta, en 1991 Cousteau lanzó una nueva campaña global para apoyar la idea de que todos los humanos, y las futuras generaciones, tienen el derecho de heredar un planeta con agua limpia, naturaleza sin contaminación, aire puro, y todas las condiciones naturales para que la vida prospere.

“Todos tienen el derecho de heredar 
un planeta sin contaminación
donde toda la vida pueda florecer.”
- Jacques-Yves Cousteau

Más de 5.5 millones de personas firmaron la petición para ser incluída en una Declaración de Derechos para Futuras Generaciones, apoyada por la ley internacional. Un texto final de esta declaración fue finalmente aceptado por la UNESCO en 1997.

Hoy en día, la petición sigue añadiendo adherentes, contando con más de 9 millones de firmas hasta la fecha.

En 1977, Cousteau recibió el Premio Internacional de Conservación Natural otorgado por las Naciones Unidas, por su notable contribución a la investigación oceanográfica, y a la conservación del planeta.

Para confirmar aún más su importancia como un líder en la causa ambientalista, en 1992 Cousteau fue invitado como orador de honor a la Conferencia Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas en Río de Janeiro.

Además, Cousteau fue miembro de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, y director de, Museo de Oceanografía de Mónaco, y servió regularmente como consultor en temas de ecología para las Naciones Unidas y el Banco Mundial.


Aunque las expediciones de Cousteau sufrieron muchos altibajos y críticas por sus métodos de exploración, y la vida personal de Cousteau no estuvo absenta de tragedia y controversia, Cousteau continuó surcando los mares, trabajando sin descanso en favor de la expansión de la oceanografía, y la protección de los ecosistemas globales.

Para cuando murió en 1997, debido a una falla cardíaca, Cousteau se había convertido en una figura familiar, respetado y reconocido en todo el mundo. Pero cuando su imágen dejó de aparecer en los medios, el recuerdo de su nombre y figura parecieron desvanecerse lentamente.

Hasta que la cultura popular lo trajo de vuelta de la forma más inesperada.

El barco de exploración de Cousteau y su característico gorro rojo fueron parodiados en la película “La Vida Acuática de Steve Zissou”, aunque el director Wes Anderson dedicó el largometraje a su memoria. 

Además, el nombre de Cousteau sirvió de inspiración para el nombre del famoso Chef francés‘Gusteau’ en la película animada “Ratatouille”. 


Hoy en día, el legado de Jacques Cousteau continúa vivo gracias a su hijo, Pierre-Yves Cousteau, y su madre, Francine Triplet, en la Fundación Cousteau.

Sus nietos Celine y Fabien también han continuado empresas independientes conectadas con el océano, una como empresaria de cosméticos marítimos, y el otro como oceanógrafo y explorador, determinado a resucitar el proyecto “Conshelf”, en una nueva base submarina llamada “Proteus”. 


Aunque Cousteau llevó a cabo experimentos científicos, no era un científico entrenado, y la comunidad científica nunca lo consideró como tal.

En realidad, Cousteau fue mucho más que eso - fue un explorador apasionadamente enamorado de los océanos y la vida natural. Tuvo la fuerza, valentía y ambición de seguir su pasión y crear su propio camino en un área emergente que él mismo ayudó a expandir.

Su ingenio, inteligencia, y sus habilidades de comunicador - además de su carismática presencia- le permitieron llegar a millones de espectadores y lectores de todo el mundo mejor que cualquier científico, diseminando su mensaje de conservación de una forma indeleble, que aún resuena hoy en día.


Probablemente el legado más importante y perdurable de Jacques Cousteau es que llevó las maravillas del océano a los hogares de todo el mundo con un raro toque de intimidad, en un lenguaje cercano y con una pasión infecciosa por los temas de la naturaleza y la conservación, como nadie lo había hecho antes.

Al hacer esto, también abrió los ojos del mundo a los peligros de la contaminación de los océanos, la sobre-explotación de los recursos marinos, la sobrepesca, el desarrollo costero, la sobrepoblación humana, y otros temas importantes, inspirando a toda una nueva generación de ecologistas y ambientalistas.


“Durante la mayor parte de la historia, el hombre 
ha tenido que luchar contra la naturaleza 
para sobrevivir. 
En este siglo está empezando a comprender que, 
para sobrevivir, debe protegerla.”
-Jacques-Yves Cousteau


Para Saber Más

Para saber más acerca de la Fundación Jacques Cousteau, el legado de su fundador, los proyectos de la fundación y conocer cómo ayudar (sólo en inglés):
www.cousteau.org

Para conocer más acerca de los inventos de Jacques Cousteau (sólo en inglés):
https://p.dw.com/p/2fGHj

Fuentes: Cousteau Foundation, Wikipedia, National geographic, DivingAlmanac.com, UNDP.org, Deutsche Welle, dive.site blog. 

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