Marc Riboud - Poeta del Lente


“La memoria de una imágen no es más que la melancolía de un instante.” - Marcel Proust

Aunque su nombre puede no ser tan familiar para el público general como otros grandes fotógrafos, tales como Ansel Adams o Henri Cartier-Bresson, Marc Riboud es sin duda uno de los grandes fotógrafos del siglo XX.

Sus elocuentes fotografías en artístico blanco y negro se convertieron en retratos icónicos de las eras que documentó en una carrera que se extendió por más de cinco décadas - imágenes cargadas de profunda humanidad y una visión poética del mundo.

India, Darjeeling ,1956

La primera fotografía que Marc Riboud tomó, a la edad de 8 años, no dió ninguna indicación del talento para la intimidad del futuro fotógrafo: una pareja en la calle le dió una cámara y le pidió que les tomara una foto. Cuando la pareja posó besándose, el niño se sintió tan avergonzado que apretó el obturador con los ojos cerrados.            

Marc Riboud nunca llegó a ver el resultado de ése primer ‘click’, pero sus imágenes como fotógrafo profesional para  ‘Magnum’ (la agencia de fotografía más respetada del planeta), y luego como fotógrafo independiente, ocultó la timidez de este nativo de Lyon, Francia.

 Paris, Pont des Arts, 1953

Los inicios de Riboud en la fotografía también fueron lentos y tímidos. Aunque comenzó a tomar fotografías en 1937, cuando su padre le regaló una cámara Kodak Vest Pocket para su decimocuarto cumpleaños, no fue sino hasta que tuvo treinta años que se avocó a la fotografía como una profesión a tiempo completo.

Graduado de Ingeniería en la Universidad Central de Lyon, Marc Riboud ejerció como fotoreportero para eventos locales durante sus años de estudiante. Pero su interés en la fotografía tomó un cariz más serio durante un receso que tomó en 1951 para fotografiar el Festival de Lyon. Luego de esta experiencia, Riboud decidió dejar su empleo y dedicarse a la fotografía a tiempo completo.

En 1953 Riboud logró que la revista Life publicara su fotografía “Zazou, Pintor de la Torre Eiffel”. Este éxito, junto con su pasión por el medio y su deseo de viajar, hicieron que Riboud decidiera hacer de la fotografía su vida.

Zazou, Pintor de la Torre Eiffel, 1953

Ese mismo año, se mudó a París, donde conoció a Robert Capa y Henri Cartier-Bresson, los fundadores de la agencia de fotografía ‘Magnum’, quienes le invitaron a unirse a la agencia. El primer viaje profesional de Riboud fue a Yugoslavia, a sugerencia de Cartier-Bresson, antes de pasar un año fotografiando en Inglaterra.

Riboud aprendió los gajes del oficio en Magnum. Siguiendo los parámetros de la agencia, era libre de buscar y elegir sus propias historias, pero la agencia sólo compraba sus fotografías si éstas conformaban una colección cohesiva. Una sola imágen excelente, como la de Zazou, no era suficiente - tenían que ser una colección de imágenes excelentes con una historia sólida tras ellas.

Inglaterra, 1954

De 1955 en adelante, Marc Riboud realizó extensos viajes (el primero de los cuales pasó por el medio oriente, Afganistán, India, China y Japón), capturando el paisaje, el estilo de vida y las condiciones de vida de las exóticas locaciones frente a su lente.

En 1957 visitó China, el primero de los que vendrían a ser varios fructíferos y extensos viajes al exótico país, para documentar su cultura y su gente.

Es importante recordar que para la época de su primera visita, China era un estado súmamente inaccesible, con estrictas regulaciones sobre quién podía entrar, con qué propósito y bajo qué condiciones. En este contexto, Marc Riboud fue un fotoreportero pionero, y sus imágenes no sólo capturaron la vida en la entonces inaccesible nación, sino que además permitieron que la gente de occidente testimoniara a su realidad con un raro nivel de intimidad.

Beijing, 1957

Tal nivel de cercanía en fotografía raramente viene sin una profunda simpatía y contacto cercano con el sujeto. Sin embargo Riboud expresó cierta dualidad sobre la relación entre el fotógrafo y su sujeto, declarando que sentía al mismo tiempo un extraordinario deseo de acercarse, pero también el temor de entrar su intimidad y acercarse demasiado.

Japón, 1958

Tal como en la pintura, la fotografía se basa en cánones técnicos específicos para demostrar su mérito: enfoque nítido, riqueza de tonos de grises y blancos, buen balance de color, comoposición armónica, punto de vista interesante, etc.

Además de éstos, cada fotógrafo debe añadir su propio toque personal para identificar la imágen como única - una especie de firma sin palabras que permite que el espectador la reconozca como suya.

Aunque las primeras fotografías de Riboud tienen una visible influencia de su colega Henri Cartier-Bresson, cuando fue progresando en el medio desarrolló su propio estilo particular.

Construcción de la represa Syhan, Turquía, 1955

Sin emabrgo, Marc Riboud no sólo tenía un ‘ojo’ para la fotografía, sino también discurso poético para la misma. En sus fotografías no sólo vemos un momento congelado en el tiempo, sino que también podemos sentir el ambiente general alrededor de este.

Y aunque la mayoría de las fotografías conllevan una historia, las imágenes de Riboud a veces tejen varias dentro del mismo encuadre. Tal es el caso de su fotografía de los estudiantes en el Parque Gorki en Moscú. La intrigante composición de los elusivos personajes suscita nuestro interés. ¿Qué está leyendo ése muchacho? ¿Con quién está jugando ajedrez? ¿Por qué están ahí? ¿Quién es la niña tras el árbol? ¿Por qué sonríe?

Moscú, Gorky Park, 1960

Aunque como fotoreportero Marc Riboud cubrió los levantamientos sociales y momentos históricos más importantes de su tiempo, sus imágenes se alejan voluntariamente de la violencia, empeñado en capturar en cambio a la gente que los hizo únicos.

Este enfoque provee al espectador con el rostro humano detrás de los diferentes movimientos sociales, permitiéndonos ver a quienes los vivieron, estableciendo así una conexión invisible de humanidad entre los retratados y los espectadores.

Tal es el caso de una de sus imágenes más icónicas: una solitaria muchacha con una flor en gesto de paz frente a un batallón de soldados en posición de ataque.

Chica de la Flor, Washington D.C., 1967

Riboud capturó la escena durante una protesta contra la guerra de Vietnam en 1967, y luego de su publicación se convirtió en la imágen ícono del movimiento pacifista. Años después, en el 2002, Riboud volvería a encontrarse con la jóven, Jan Rose Kasmir, en otra protesta, ésta vez en Francia.

Riboud realizó un total de cuatro extensos viajes a China, documentando la revolución cultural y el rápido progreso del país a través de la segunda mitad del siglo XX.

Montañas Hong Shou, China, 1965       

Además de sus fotografías documentales, Riboud también fotografió a una larga lista de rostros famosos y celebridades por distintos motivos: desde artículos y reportajes, hasta anuncios comerciales.

Marcel Marceau, Jacques Chirac, Audrey Hepburn, Indira Ghandi, los Beatles, Winston Churchill, Fidel Castro, Giorgio Armani, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Jean-Paul Sartre, Lech Walesa y muchos más pasaron delante de su lente, no siempre en sesiones de fotografía preestablecidas, sino también en reportajes cubriendo una historia o un evento social.

Marcel Marceau, 1988

En sus más de 50 años como fotógrafo profesional (26 de ellos en Magnum), Marc Riboud viajó a Yugoslavia, Inglaterra, Oriente medio, India, China, Japón, Estados Unidos, Ghana, Nigeria, Algeria, Afganistán, Irán, la Unión Soviética, Cuba, México, Polonia, Vietnam y Pakistán entre muchos otros destinos.  

Para Riboud, ser un buen fotógrafo requería una postura activa, agilidad, buenos reflejos visuales y motores, y un gusto por las caminatas largas. Tal como dijo varias veces, medio en broma: “Para tomar buenas fotos hay que tener, sobre todo, buenos zapatos.”

En el 2011, Riboud donó 192 fotografía originales de su trabajo, realizado entre 1953 a 1977, al Centro Georges Pompidou en París. Sus archivos se guardan en el Museo Nacional de las Artes Asiáticas en París, pero su trabajo continúa siendo coleccionado y exhibido alrededor del mundo, más recientemente en la ‘Casa de las Artes’ en Bratislava y en la ‘In Focus Gallery’ en Alemania.

Marc Riboud murió en parís en el 2016 a la edad de 93 años, pero su legado fotográfico captura no sólo personajes y momentos relevantes de la historia, sino estilos de vida, culturas y lugares que alguna vez parecieron eternos y ahora están desapareciendo rápidamente bajo el despiadado avance del progreso.


Reflejos Extraños, Países Bajos, 1994

El genio de Marc Riboud no residía sólo en capturar el instante preciso de una acción, sino en evocar el espíritu del momento, contando una historia en una sola imágen al tiempo que permitía al espectador inferir lo que estaba más allá del encuadre.

Para ver más de las espléndidas fotografías de Marc Riboud y conocer más acerca de su vida y legado, visiten su página web oficial:  http://marcriboud.com/portfolio/

Fuentes: MarcRiboud.com, FranceCulture.fr, Wikipedia.

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